Notas acerca de “Eta”

Cuando apenas son las ocho y media de la mañana del domingo, en la ciudad de Camagüey continúa  la lluvia no fuerte pero si consecutiva de la tarde y noche del sábado. Todos esperan que se aclare el día con la salida del sol. Se mantiene una baja temperatura como  consecuencia de la humedad relativa. Radio Reloj informa que las lluvias y vientos de la tormenta tropical “Eta” están sobre la capital de la provincia avileña.

He tenido que buscar otras fuentes informativas, pues el Panda se fue del aire, al parecer en una pausa hasta que haya más “calorcito”. Ojalá no sea un daño colateral del apagón a media noche en la zona del reparto Garrido; por cierto, una valiosa atención  telefónica desde el puesto de mando de la OBE, con la recomendación de desconectar todos los equipos.

Aun así,  al filo de la 10 de la noche del sábado  Televisión Camagüey volvió a enlazar su señal en vivo con la revista informativa nacional. Como siempre frente a estos eventos meteorológicos el  colectivo del telecentro, entre experimentados y noveles, se destaca por la profesionalidad -bajo cualquier condición material- y dedicación sin horario a la tarea de mantener informado a la población. Por cierto, excepcional bautismo de fuego para la joven periodista Merlis Pereira, recién incorporada a este medio de comunicación audiovisual.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 En este minuto, sólo  me mantengo actualizado a través de Radio Cadena Agramonte, que tiene una amplia experiencia en momentos de emergencia popular de este tipo, y las redes sociales y sitios de los medios de comunicación

Cubadebate da a conocer que las inundaciones relacionadas con el fenómeno atmosférico afectan no solo la región central del país sino que pueden extenderse progresivamente al occidente de la nación.

La imagen puede contener: cancha de básquet, calzado, cielo, exterior y aguaLos perfiles de Facebook de los periodistas y población en general publican imágenes y reflexiones sobre la porción de la tormenta “Eta”, cuya asignación no fue solicitada.

El periodista Juan Mendoza Medina señala que entre las 10 de la noche y las 2 de la madrugada se han producido las precipitaciones más intensas. Según su nota, los pluviómetros han tenido los siguientes registros: Santa Cruz del Sur 93 mm, Florida 69 mm, Camagüey 54.6 mm, Esmeralda 53 mm, Palo Seco 34 mm, Nuevitas 29 mm. Los vientos fueron sostenidos entre 35 y 40 km/h con rachas superiores en Santa Cruz del Sur con 70, y en Florida y Camagüey con 65. 

Al decretarse la fase de alerta ciclónica, en esos territorios, entre los más afectados históricamente por fenómenos meteorológicos dada su ubicación geográfica, se adoptaron las medidas de evacuación prioritaria de los pobladores y preservación de recursos materiales, la ganadería y cosecha de productos agrícolas.

Trabajadores de Televisión Camagüey que permanecieron en sus viviendas, por distintas causas, como Rosa Blanco Ramos y Heisen Brizuela y Alex López Almaguer, apelaron a sus teléfonos móviles para subir a las redes sociales fotos de las lluvias que persisten al amanecer del domingo, las calles de la ciudad y, por supuesto, el río Hatibonico, una amenaza a la ciudad de Camagüey cuando se desborda.

Siempre, en situaciones como la actual recuerdo la  crónica de Nicolás Guillén, Junto al río.

 

Camagüey tiene su río –y digo su río, así en singular, a pesar de que junto ciudad murmuran dos– porque para el camagüeyano el único río es el Hatibonico, que es el que inunda, que es el que destroza, que es el que mata…

El Hatibonico es nuestro Amazonas. Para él tenemos toda nuestra admiración: sus aguas son las únicas que sacuden nuestro ánimo, ya discurran serenas y limpias por márgenes floridas, ya mujan desbordadas y amenazadoras.

(…)

Y cuando la lluvia cesa y la última teja escupe la última gota de agua, el habitante de Camagüey, cuya mente en aquel momento toda es río, se lanza a las calles mojadas y galopa hacia el puente. Llega junto al Hatibonico, abre desmesuradamente los ojos y grita al fin, con voz que la carrera y la emoción hacen temblar:

—¡Cómo se ha puesto el río!