Cuba, en la hora de la marcha unida

Ni olvidados ni muertos, en los 150 años que han transcurrido desde el horrendo crimen, han permanecido los ocho estudiantes de Medicina asesinados injustamente aquel 27 de noviembre de 1871 por el cuerpo de voluntarios de la metrópoli española. Ayer eran recordados por José Martí, Julio Antonio Mella, José Antonio Echeverría y otros cientos de patriotas cubanos, cuando se luchaba por libertar a la nación de los atajos coloniales o neocoloniales.

Hoy son inmortalizados por estudiantes como ellos, por jóvenes, por trabajadores, por ancianos, por un pueblo entero, que ya es soberano e independiente de la causa que les segó la vida a aquellos inocentes alumnos.

Este sábado, justo cuando se cumplieron 150 años de la injusticia, miles de estudiantes de las universidades capitalinas, de la enseñanza media, de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, del Ministerio del Interior, así como una representación de la juventud habanera, protagonizaron una marcha multitudinaria en homenaje a los ocho cubanos asesinados por la tiranía española.  

Encabezando la marcha iba el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, junto a otros compañeros de la dirección del Partido, del Gobierno y de las organizaciones juveniles lideradas por Aylín Álvarez García, Primera Secretaria del Comité Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas.

Los presentes rindieron tributo a los mártires, en un desfile desde la Escalinata de la Universidad de La Habana hasta el monumento ubicado en La Punta, construido en honor a los ocho estudiantes.

Alrededor de dicho sitio, donde concluyó el emotivo homenaje, fueron colocadas ofrendas florales, en honor a aquellos cubanos inocentes, a nombre del General de Ejército Raúl Castro Ruz, del propio mandatario cubano y de los estudiantes y jóvenes del país, y escoltadas por futuros médicos que sí podrán cumplir el sueño que les fue arrancado hace 150 años atrás a Alonso Álvarez de la Campa Gamba, Anacleto Bermúdez González de Piñera, José de Marcos Medina, Ángel Laborde Perera, Juan Pascual Rodríguez Pérez, Carlos Augusto de la Torre Madrigal, Eladio González Toledo y Carlos Verdugo Martínez.

«Eran estudiantes, eran jóvenes de bien, eran cubanos inocentes, pero ningún argumento importó ante la cegada sed de sangre que marcó para siempre la historia de Cuba», afirmó Mauren Milagros Valdés Pérez, ideológica de la Federación Estudiantil Universitaria, quien, además, aseveró que lo que jamás imaginaron los verdugos es que «con aquellos disparos eternizaban muchos símbolos para un pueblo entero».

A 150 años de aquel crimen, con el cual pretendieron escarmentar a la juventud para aplacar la efervescencia revolucionaria que había desatado el estallido de la Guerra de los Diez Años, Cuba le rinde honores a los estudiantes asesinados y a todos los que perecieron por la saña del enemigo, en su lucha por lograr un proyecto de país mejor, que finalmente triunfó en 1959 y hoy continúa a pesar del asedio.

«Por eso las calles hoy se llenan de cubanos, se llenan ahora del heroísmo que nos toca defender por lealtad a todos los que sufrieron hace 150 años las consecuencias de vivir en un país sin independencia (…) Marchemos, luchemos por defender la honra de los que no están ni olvidados, ni muertos», sentenció Valdés Pérez.