Con energías renovadas

Han pasado 60 años  desde que en las cuadras el pueblo se organizaba para enfrentar a la contrarrevolución y aún está latente la idea de Fidel aquel noche del 28 de septiembre de 1960, cuando en la multitudinaria concentración de personas, que había acudido al Palacio de la Revolución para dar la bienvenida al Comandante en Jefe, tras su trascendental discurso en la Asamblea General de las Naciones Unidas.

En el transcurso de ese acto, al que asistieron casi un millón de cubanos,  se escucharon varias explosiones que se sumaban a las múltiples acciones del enemigo interno, animado y apoyado por el gobierno de los Estados Unidos, molestos por el creciente ejemplo del novedoso proceso de cambios en la sociedad, las intervenciones  de centrales azucareros y otras empresas capitalistas.

 Todas esas detonaciones recibieron las enérgicas respuestas  del pueblo, dando vivas a Cuba, a la Revolución recién triunfante y con las notas del Himno Nacional.

Entonces el máximo líder, destacó en su discurso:

« ¡Qué ingenuos son! ¡Si por cada petardito que pagan los imperialistas nosotros construimos quinientas casas! ¡Por cada petardito que puedan poner en un año, nosotros hacemos tres veces más cooperativas! ¡Por cada petardito que paguen los imperialistas, nosotros nacionalizamos un central azucarero yanki!  ¡Por cada petardito que pagan los imperialistas, nosotros nacionalizamos un banco yanki!  ¡Por cada petardito que pagan los imperialistas, nosotros refinamos cientos de miles de barriles de petróleo! ¡Por cada petardito que pagan los imperialistas, nosotros construimos una fábrica para dar empleo a nuestro país!  ¡Por cada petardito que pagan los imperialistas, nosotros creamos cien escuelas en nuestros campos! ¡Por cada petardito que pagan los imperialistas, nosotros convertimos un cuartel en una escuela!  ¡Por cada petardito que pagan los imperialistas, nosotros hacemos una ley revolucionaria!  ¡Y por cada petardito que pagan los imperialistas, nosotros armamos, por lo menos, mil milicianos!»

 La respuesta a esas  acciones de sabotaje, resultó otra importante transformación en el quehacer social

«Vamos a establecer un sistema de vigilancia colectiva, ¡vamos a establecer un sistema de vigilancia revolucionaria colectiva! Y vamos a ver cómo se pueden mover aquí los lacayos del imperialismo, porque, en definitiva, nosotros vivimos en toda la ciudad, no hay un edificio de apartamentos de la ciudad, ni hay cuadra, ni hay manzana, ni hay barrio, que no esté ampliamente representado aquí

Vamos a implantar, frente a las campañas de agresiones del imperialismo, un sistema de vigilancia colectiva revolucionaria que todo el mundo sepa quién vive en la manzana, qué hace el que vive en la manzana y qué relaciones tuvo con la tiranía; y a qué se dedica; con quién se junta; en qué actividades anda.  Porque si creen que van a poder enfrentarse con el pueblo, ¡tremendo chasco se van a llevar!, porque les implantamos un comité de vigilancia revolucionaria en cada manzana…, para que el pueblo vigile, para que el pueblo observe, y para que vean que cuando la masa del pueblo se organiza, no hay imperialista, ni lacayo de los imperialistas, ni vendido a los imperialistas, ni instrumento de los imperialistas que pueda moverse.»

La contrarrevolución fue controlada en la comunidad como respaldo la victoria del pueblo sobre la invasión mercenaria de Playa Girón, la prolongada Lucha Contra Bandidos que se extendió hasta el año 1965 y el apoyo a los hombres y mujeres movilizados durante la Crisis de Octubre y otros momentos trascendentales.

Fueron los Comités de Defensa de la Revolución quienes enfrentaron desde el primer momento a los acaparadores de productos alimentarios y posteriormente, a través de los años, los cederistas colaboraron con las tareas de salud pública, especial con las donaciones de sangre para salvar vidas y la realización de intervenciones quirúrgicas, entre otras acciones para el bienestar de la sociedad: además facilitaron la preparación política e ideológica del pueblo, la aprobación de leyes, y los procesos eleccionarios de las autoridades gubernamentales.

Con el paso del tiempo, surgieron otras tareas, otras maneras de hacer. Recientemente en el programa televisivo de la Mesa Redonda, el Héroe de la República de Cuba y Coordinador Nacional de los CDR, Gerardo Hernández Nordelo, insistía en la importancia de la organización y en la necesidad de revitalizarla y atemperarla a los tiempos que vivimos, con la presencia de nuevas generaciones de cubanos y cubanas presente en los barrios.

«Eso sí, se necesitan ajustes – según reporta Cubahora–. Esos cambios siempre necesarios para mantener a los CDR vivos y a tono con las circunstancias extraordinarias que vivimos, pues, ¿quién puede negar el relevante rol desempeñado por los cederistas en estos meses de pandemia?, ¿quién niega su presencia en las brigadas médicas internacionalistas?, y ¿quién puede desconocer las más de 200 000 donaciones de sangre realizadas por los cederistas cubanos en esta lucha tenaz contra la COVID-19?, por mencionar solo algunos ejemplos.”

En la actualidad somos ocho millones de cederistas en cada rincón del archipiélago cubano, con energías renovadas.