Una llamada tarde en la noche… el motivo el descarrilamiento del tren número 16 de la ruta Holguín-Habana. Nunca sabes que te puedes encontrar, cuáles son las repercusiones y el futuro es incierto. La casualidad o Dios, en dependencia de las creencias, llevaron a que el daño fuera de 18 lesionados sin peligro para la vida, un resultado menor en opiniones de muchos si se considera la aparatosa escena, aunque no deja de ser lamentable y triste.
Entre la movilización, y ya entrada la madrugada, llegaron ellos. Las acciones de evaluación, diseño del plan de ejecución y primeras acciones de reconstrucción fueron en la oscuridad y con luz de linternas; la luna casi ni salió para presenciar el escenario. Pero , el sol si apareció con fuerza brillante, y el calor cubano hizo su molesta presencia.
Palabras de aliento sobresalían en medio del pequeño caos del trabajo totalmente manual. No descansaban los rostros sudados que reflejaban, casi como espejos, la luz del astro rey. Cada riel era dominado por más de una veintena de hombres por tramos.
Nada es fácil; tornillo a tornillo, traviesas a traviesas, pico y pala por doquier marcaron el paso de las agujas del reloj. Riel a riel fue montado con esfuerzo bajo la guía de una voz de mando.
Y de esa manera fueron forjando los más de ochenta metros afectados. Y parece poco; para algunos son 8000 centímetros o 0.08 kilómetros, pero ojo es con pura fuerza humana.
Cuando recorremos la vía central o pasamos por las líneas, casi nunca pensamos en quienes las pusieron allí. Se dice que el hierro solo es domado con calor. Pero, en realidad yo vi a hombres dominar el grueso metal de la línea de la vía central ferroviaria.