Vengo de andar y aquí me quedo (*)

Para marchar por la senda del camagüeyano Nicolás Guillén, en la “suave comarca de pastores y sombreros”, creo que no hay mejor opción que ir de la mano de Manuel Villabella Marrero, reconocido periodista e investigador -aun cuando no este físicamente entre nosotros desde hace dos años-, quien tuvo el privilegio de compartir con el Poeta Nacional de Cuba.

En la provincia se llevan a cabo los “Días de Guillén”, un proyecto de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), junto a la Asociación Hermanos Saiz, por aniversarios del natalicio y muerte los días 10 y 16 de julio, respectivamente.

También en la provincia, la Unión de Periodistas de Cuba (Upec) lleva a cabo el reconocimiento a las obras profesionales destacadas del año con el tradicional premio “Pisto Manchego”,  que era el nombre de una sección del diario El Camagüeyano,  que en marzo del año 1924 marcó un punto de partida en el quehacer periodístico de Nicolás Guillén, luego de su cesantía “en el Ayuntamiento por el delito de pensar con su cabeza”.

Son acciones para impedir que las letras y los pensamientos de un referente cultural cubano se añejen en un librero, una gaveta, o quizás en generaciones que se agotan y es necesario apelar a la singular herencia literaria.

Valen mucho  las remembranzas de Villabella cuando nos acercamos a la conmemoración de los 118 años del natalicio de aquel intelectual mestizo, quien cosechó ritmos, costumbres y habla popular para  reivindicar la cultura negra, en medio de  la discriminación  de esos hombres y mujeres, por solo el color de piel, que dieron su aporte a la cubanía.

«Conocí a Guillén en los años posteriores al triunfo de la Revolución –dijo en lo que fue quizás una de sus últimas  entrevista– Yo era un joven atraído por su creación literaria y periodística, lo que me dio la oportunidad de entablar trato con él. Cuando venía a Camagüey, siempre nos encontrábamos en la sede provincial de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) y en otras actividades.

(…) La herencia intelectual y revolucionaria que nos dejó Guillén aún tiene caminos inexplorados, sobre todo, su contribución a las letras hispanoamericanas, por sus innovaciones métricas y estilísticas, a lo que se une un profundo contenido ideológico y de identidad difícil de apreciar en otros autores. Por eso, con las jóvenes generaciones debemos trabajar con ahínco para que se apropien y a la vez, preserven la herencia de Nicolás por lo que representa y encierra en sí misma»

Sería un sacrilegio escribir sobre Nicolás, sin abordar la impronta en el periodismo. Una joven colega mencionó en una ocasión que el nombre del ilustre camagüeyano fue letra impresa desde su nacimiento, anunciado en el diario “Las Dos Repúblicas”, dirigido por su padre, don Nicolás Guillén Urra.

Los “pistos” son una mezcla de reflexiones periodísticas al vuelo en torno al costumbrismo provinciano y de otras tierras, anuncios comerciales, según se hace constar en la nota de la edición de los tres tomos de “Nicolás Guillén, Pisto Manchego”, hace siete años.

La compilación de unos 400 trabajos, entre los años 1923 y 1926, escritos bajo el seudónimo “Interino” es sin dudas alguna, un inmenso homenaje de su amigo el escritor, dramaturgo y periodista Manuel Villabella Marrero.

Como en la gran vasija de metal, en las que tradicionalmente se cocina el ajiaco camagüeyano, un caldo de carnes y viandas, durante dos años de realización de la columna periodística del “El Camagüeyano”. En la minuciosa recopilación de Villa, redactor de temas culturales por más de una treintena de años en el periódico Adelante, compara a la distancia de más de ocho décadas el momento crítico de escoger los temas en las crónicas quilleanas y las del coterráneo Gaspar Betancourt Cisneros “El Lugareño”, autor de “Escenas cotidianas”.

El Lugareño: «Hace media hora que te he invocado Critica inocente para que me des el tema de esta ESCENA (…) y a mí me dejas, cual montero descarriado en tenebrosa noche sin poder columbrar la vereda que pudiera sacarle a camino conocido».

« ¿Pondré en ESCENAS un billar? Bien lo meses tantas academias de ociosidad y vagancia…»

Guillén: «Tenía el propósito de escribir como siempre el “Pisto Manchego”…Buscar temas todos los días para hacer un artículo es algo que, contrariamente a lo que opina la mayoría, es más difícil que tomar una gaseosa Pijúan…»

« ¿De qué hablo pues, de qué hablo? De nada. No tengo tema (…) me espera en el Hotel Habana una habitación la mar de fresca y cómoda, y en la que después de “entrarle” a una cajita de conserva comprada en el Colmado La Palma y obsequio de un amigo mío, me dejaré caer en los brazos de Morfeo, dulcemente embriagado por el suave aroma de un cigarrillo Calixto López» «Conque…hasta mañana»

En los “pistos” también resultan interesantes sus “Secretos de redacción” (primera y segunda parte) en marzo y abril del año 1924. En la que destaca que un redactor necesita, por lo menos, la posesión de una cultura, sino profunda, por lo menos general que le facilite abordar una diversidad de asuntos en la premura de aquellos tiempos por el cierre del periódico y en la actualidad por la inmediatez en los nuevos caminos de la comunicación, sin límites.

Por estos días de julio, los camagüeyanos rinden homenaje a quien le dedicó prosas y versos.  Junto a la memoria escrita del colega Manuel Villabella emprendimos el camino de esta remembranza, como en aquella convocatoria: «Por eso, con las jóvenes generaciones debemos trabajar con ahínco para que se apropien y a la vez, preserven la herencia de Nicolás por lo que representa y encierra en sí misma”

.(+)Fragmento de “Elegía Camagüeyana”