Cuando Che asume la presidencia del Banco Nacional de Cuba, el 26 de noviembre de 1959 habían transcurrido apenas 11 meses del triunfo insurreccional, la dirección del país había implementado leyes trascendentales, de amplio beneficio popular, que provocaban la irritación en círculos injerencistas del gobierno estadounidense y en las filas de la contrarrevolución que aupaba, al tiempo que los tecnócratas intentaban frenar la radicalización del proceso recolucionaro.
La embajada estadounidense en La Habana amaneció revuelta con el increíble anuncio de que Ernesto Che Guevara, el argentino Comandante de la Sierra Maestra, había sido nombrado nada más y nada menos que presidente del Banco; el embajador yanqui en La Habana formuló el mismo día ante el presidente Osvaldo Dorticós Torrado una protesta por la soberana decisión. En círculos empresariales y financieros internacionales la noticia fue tomada con escepticismo.
Cuando Guevara rubricó los primeros billetes emitidos por el Banco, la reacción pretendió condenar al comunista devenido economista activo. Ante la reacción Fidel fue categórico al expresar: «Para que nadie se llame a engaño, el Che no está ahí para hacer ninguna barbaridad, el Che está ahí igual que cuando lo mandamos a Las Villas a impedir que pasaran las tropas enemigas hacia Oriente; lo he mandado al Banco Nacional a impedir que se vayan las divisas y para que el parque que tenemos en divisas pues se invierta correctamente.»
Los adinerados corrieron a cerrar sus cuentas bancarias y a extraer los «papeles», como apuntó Fidel, ante una plenaria nacional de trabajadores azucareros, ocasión en la que dejó entrever la posibilidad de un cambio de moneda, ocurrido al año siguiente para un rudo golpe a los planes de la contrarrevolución.
Estuvo 456 días al frente de esa cartera, periodo crucial en el que se adoptaron trascendentales medidas para cerrar la fuga de divisas y nacionalizar la banca norteamericana y las empresas bancarias privadas nacionales. Se produjo, además, la determinación de la salida del Fondo Monetario Internacional del país y como medida de independencia el no ingreso de Cuba al Banco Interamericano de Desarrollo, mientras en esa etapa se crearon las condiciones para el canje de la moneda, realizado en 1961.
El Comandante en Jefe Fidel Castro develó algunas incógnitas al pronunciar un discurso en la Facultad de Derecho de Buenos Aires, la capital de Argentina, durante un periplo sudamericano, el 26 de mayo del 2003: “Los enemigos bromeaban, siempre bromean; pero la broma, que tenía una intención política, se refería a que un día yo había dicho: hace falta un economista. Pero desde entonces se habían confundido y creyeron que yo decía que hacía falta un comunista, y es por eso que había ido el Che. Pero el Che era un comunista y era un excelente economista. Ser economista excelente depende de la idea de lo que quiera hacer quien dirige un frente de la economía del país, y quien dirige el frente del Banco Nacional de Cuba; así, en su doble carácter de comunista y economista», destacó Fidel.
La Asociación Nacional de Contadores y Economistas de Cuba (ANEC) en recuerdo permanente a la trayectoria del Che por ese ministerio, lo declaró Presidente de Honor de la organización y desde su congreso constituyente el 14 de junio de 1979 estableció que el 26 de noviembre se denominara Día del Economista, asumiendo que los profesionales de ese sector son seguidores de su voluntad inquebrantable, afán insaciable de superación y el respeto, cariño y confianza en la obra revolucionaria.