Mientras escribía el título de este trabajo, recordaba al maestro Galeano y su tan inolvidable como delicioso ¨Libro de los Abrazos¨, un texto que aunque hubiese sido el único en su inmensa obra, bastaría para consagrarlo entre los grandes.
Pero no es este el tema que intento abordar en los párrafos que siguen, sino uno de la mayor actualidad: el azote del Coronavirus y la necesidad, si es que no queremos contagiarnos, de reprimir la efusiva costumbre de los cubanos al saludarnos.
Imagino que en tiempos de las cavernas un peludo, al visitar al vecino, si no era recibido con palos y piedras, obtenía un gruñido como bienvenida, y así hay pueblos que frotan sus narices, otros hacen reverencias y algún inglés hará un esfuerzo y moverá unos centímetros la posición de su cabeza mientras murmura un ¨ejem¨ más parecido a una tos que a un cumplido.
Pero los nacidos en esta cálida isla somos gente de extremos y lanzamos alaridos de alegría, damos abrazos de oso y palmetazos en la espalda a nuestros amigos antes de aferrarles la diestra, mientras a las amigas les plasmamos un beso sonoro en la mejilla, aunque nos hayamos despedido de ellas esa misma mañana.
VER VIDEO. Canción de Jorge Drexler – CODO CON CODO https://youtu.be/_fYKg-ssHt0
Llegaron los embates del Covid 19 y tan folklóricas rutinas deben quedar relegadas, junto con las visitas y las salidas a no hacer nada importante, porque la epidemia más feroz que ha sufrido el mundo no perdona, ni mucho menos cree en tradiciones afectivas.
Como todo lo malo, el enemigo público número uno pasará de largo, y la estela de sufrimiento que deje tras de sí será mayor o menor en la medida en que respetemos las normas establecidas para estos casos y que han reiterado las autoridades hasta la saciedad a través de todos los medios.
No nos apuremos, que más temprano que tarde (de nuestro comportamiento depende en buena medida) volverán los apretones de mano, los abrazos con golpes en la espalda incluidos, los cariñosos toques en la barriga y los besos, pero por ahora, cuidémonos sin salir de casa, ese es el mejor antídoto.
(Ilustraciones www.5septiembre.cu y RT+)
