Batey Jaronú, obra distintiva de la verde Esmeralda

El batey Jaronú por sus características urbanísticas se destaca por poseer una excelente planificación urbana, logrando conjugar diferentes sectores, previendo dentro de esta, calles asfaltadas, aceras y parterres arbolados que lo hacen agradable y confortante.

Su sobria y modesta arquitectura se diferencia de otros bateyes azucareros, por  el singular empleo de la  mampostería y la teja francesa así como elementos decorativos entre los que se destacan los  arcos, capiteles,  molduras, convirtiéndose en un lugar excepcional y único, por lo que el 20 de noviembre de 2015 alcanzó la categoría de Monumento Nacional por su valor arquitectónico, histórico y cultural.

Desde su fundación, en el año 1921, (comprende desde la calle PRIMERA a la SEXTA y desde A hasta D), esta área  se convierte en un pequeño poblado que incluye múltiples instituciones, entre ellas un cinematógrafo, un club, la Iglesia, el hospital, un restaurante, el Hotel, y otras; Instalaciones estas, edificadas de acuerdo a un patrón muy peculiar con reproducciones de elementos de la arquitectura rural alemana.

Con la proximidad del Turismo en el año 2000, muchas de estas construcciones sufrieron cambios y hasta modificaciones, sobre todo en sus cubiertas, ventanas, puertas y cercas perimetrales, otras en cambio han recibido acciones de mantenimiento y reconstrucción.

El 8 de septiembre de 2017 la mayoría de las edificaciones que conforman el patrimonio del Batey Jaronú sufrieron afectaciones tras el paso del huracán Irma por el municipio Esmeralda, por lo que Miembros de la oficina del Historiador de la ciudad de Camagüey, junto a brigadas de la propia entidad, y el Ministerio de la Construcción, entidades estatales, organizaciones políticas y de masas y cooperativas NO agropecuarias, hicieron posible la proeza laboral de transformar el entorno citadino del lugar, que ostenta la condición de Monumento Nacional.

Durante el periodo de recuperación se ejecutaron acciones importantes en las antiguas cuarterías, HOY convertidas en viviendas independientes, en la Escuela Camilo Cienfuegos, en la sucursal bancaria, los centros recreativo y comercial así como el complejo cultural, la panadería – dulcería y el comedor del Sistema de Atención a la Familia, entre otras obras sociales de interés y beneficio a la población.

En la actualidad, como parte de las tareas de conservación del patrimonio arquitectónico e histórico y cultural se trabaja en la funeraria, en la casa de los abuelos, sala de rehabilitación, la policlínica Narciso Pérez Gros y en 2 tiendas recaudadoras de divisa, teniendo en cuenta los requisitos que exige el patrimonio. Por lo que el contraste de los colores, los elementos identificativos y su arquitectura hacen del Batey Jaronú un ente distintivo en la mayor de las Antillas.