El orgullo de ser agramontinos (+FOTOS Y VIDEO)

Este 23 de diciembre, los camagüeyanos y también en toda Cuba tenemos un momento reflexión especial en ocasión del aniversario 181 del   natalicio de Ignacio Agramonte y Loynaz. A los 27 años de edad, este joven abogado de fuertes ideales  se colocó en el lado   de los que emprendieron la marcha por el tortuoso camino en la formación de la nacionalidad cubana.

Recurrente para los hombres y mujeres de las llanuras camagüeyanas es la sentencia “con la vergüenza”, cada vez que enfrentan un contratiempo en el quehacer cotidiano. La frase tiene origen histórico al inicio de la  “Guerra  de los Diez Años” (1868 – 1878) contra España que gobernaba a Cuba con brazo de hierro.

Ignacio se había incorporado a los grupos de insurrectos en el mes de noviembre y resulta memorable la enérgica actitud sostenida en el Paradero de Minas frente a un grupo de vacilantes: “¡Acaben de una vez los cabildeos, las torpes dilaciones, las demandas que humillan: Cuba no tiene más camino que conquistar su redención, arrancándosela a España por la fuerza de las armas!”.

 Uno de los inseguros por el futuro de la contienda le interroga:

“¿No está viendo usted lo contrario todos los días? ¿Con qué recursos cuenta usted, General, para continuar la guerra?”

Agramonte no demora su respuesta. Dice, rápido:

“Con la vergüenza”.

No abandonó en ningún momento el único camino decoroso en la lucha por la independencia de Cuba, en la que asciende además como disciplinado jefe militar y organiza una caballería de centauros armados de rifles cortos, machetes, que se convirtió en orgullo entre los revolucionarios y temor para el enemigo.

Durante su presencia en el campo insurrecto también en Ignacio Agramonte sobresalieron las dotes de dirigente político y dejó su huella en la primera constitución de la República en Armas (1869) y trascendió  su respeto por Carlos Manuel de Céspedes, iniciador de la lucha independentista contra el colonialismo español.

 El 11 de mayo de 1873, el Mayor General Ignacio Agramonte cae en combate en el potrero de Jimaguayú, a una treintena de kilómetros al suroeste de la ciudad de Camagüey.  Desde la madrugada  de esa fecha llegaron noticias de la presencia del enemigo y arenga a su tropa para la batalla; se adelantó a  los jinetes que lo acompañaban y fue cuando fusileros españoles, camuflados entre la hierba alta de guinea, le dispararon a corta distancia. Solo tenía 31 años cuando una bala mortal impactó su sien derecha.

 El cadáver del legendario mambí quedó en manos del enemigo y mostrado el día siguiente como trofeo en las calles céntricas de la villa principeña. Posteriormente, fue cremado en el Cementerio General, por temor a una revuelta de los pobladores.

 Con el pasar de los años, la imagen de este preclaro luchador independentista no languidece,  educa a las nuevas generaciones de cubanos, pues, como escribiera José Martí, “Su luz era así, como la que dan los astros…”

Ignacio Agramonte está en el corazón y el alma de todos

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En peregrinación desde la Casa Natal hasta el parque que lleva su nombre, los camagüeyanos recordaron hoy la figura de Ignacio Agramonte Loynaz, nacido el 23 de diciembre de 1841.

El homenaje estuvo encabezado por Federico Hernández Hernández, miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y primer secretario en la provincia; la gobernadora Yoseily Góngora López; y otras autoridades.

El historiador Fernando Crespo Baró destacó que justo en el seno donde nació se forjó un hombre de la talla de El Mayor, en la disciplina, la unidad familiar, la vergüenza, el respeto, la educación, la vocación de  servir a los demás y el tratar a todos por igual, cualidades que le acompañaron durante toda su vida.

Destacó que el patriota está en la Cuba de Fidel, la que desafía al imperio y vence, la que marcha con la solidaridad del mundo, la que va junto a su ejército invisible, el de los libertadores que lucharon por la independencia nacional, en quienes está el ejemplo a seguir.

Ignacio Agramonte todavía anda por el Camagüey, camina por sus calles, entra a las escuelas, conversa con los niños, con los maestros, los padres y las familias. No se ha ido, está sembrado en Cuba y en Camagüey, en el corazón y el alma de todos nosotros, concluyó Crespo Baró. (Texto y fotos: Juan Mendoza Medina/ Radio Cadena Agramonte)

AGRAMONTE PARA LOS CAMAGÜEYANOS

 

(Ernesto Pantaleón Medina/ Televisión Camagüey)