Desde este sábado, Norberto Subirat leerá un Adelante distinto, un periódico diferente en su “envoltura”, reto y pretexto para intentarlo crecido también páginas adentro.

Justo en la semana en la que la provincia vive la fase 1 de la primera etapa de la recuperación pospandemia, les pusimos a las batas protectoras de nuestros médicos el verde esperanza de tiempos menos convulsos; y el azul tranquilizador al cielo bajo el que sudamos para multiplicar el agua y las cosechas; y a los payasos y al público alma de los estadios, el multicolor de la alegría; y el rojo a esa palabra de espíritu moncadista que marca nuestro horizonte y nuestro paso.

La impresión en cuatricomía (en colores) es parte de un sueño mayor que poco a poco se concreta: el Programa integral de reconversión tecnológica para la producción de la prensa y otros materiales gráficos, que modernizará los tres mayores poligráficos del país. Hacia Villa Clara viajarán ahora imágenes y palabras para regresar como ideas impresas, como testigos y memoria de la época que hacemos, como alertas, como convocatorias.

 

El imperativo del viernes a mediodía para la entrega de nuestra obra a las rotativas nos obliga a retomar el ritmo sereno del semanario que es este impreso. Quizá faltará de vez en cuando la noticia “caliente” más cercana al sábado; en cambio, estará puntual la historia cálida del ser humano tras o en medio de los acontecimientos, la tibia mirada a los hechos ya contados, la crítica ardiente cuando bulle la sangre y saltan los argumentos ante lo mal hecho.Foto: Yoel Benítez/Adelante

Justo como ahora adaptamos el nasobuco al atuendo cotidiano, y deberemos de seguirlohaciendo siem pre que sea necesario en fases posteriores, así engranaremos nuestros diálogos con lectores y fuentes informativas para seguir poniendo en papel y a tiempo todo cuanto haya que decir.

Este no es el primer desafío de la tecnología a la gente de Adelante. Imposible que lo fuera tras más de seis décadas de historia y crecimiento junto a la Revolución. Ya en enero de 2 000 nos habíamos “mudado” a Holguín para imprimir a tono con la “era” de la digitalización, entonces “el último grito de la moda”en Cuba. Atrás quedaron los amplios salones del “Felipe Torres” tan querido donde, desde su inauguración por este colectivo en 1984 después de dejar nuestra impronta en la calle Príncipe, habíamos transitado del formato sábana hasta llegar al tabloide, del ajetreo diario a la escasa tirada de una vez a la semana.Foto: Leandro Pérez Pérez /Adelante

Tampoco hay reposo confiado en la casa de Cisneros No. 306. La paleta de colores no será difícil de dominar con estudio y profesionales comprometidos. El propósito mayor, el desvelo perenne, no está en las formas en sí, sino en lo que ellas delinean, en esos contenidos en los que usted se reconozca mientras lee, en cómo lograr que las honduras de la palabra adquieran atractivo mayor con una visualidad atemperada a sus días.

“El trabajo es largo y no fácil”, vaticinaban los fundadores de este periódico el 12 de enero de 1959, aquellos atrevidos combatientes del 26 de Julio cuya osadía y visión intentamos alcanzar en cada edición.

Norberto Subirat mostró orgulloso el pasado sábado su/nuestro Adelante en su/nuestra Plaza de El Carmen, quizá sin saber que era aquel un número histórico, el último en blanco y negro; de seguro sin saber el reto y el pretexto que es la “envoltura” de hoy para seguirnos creciendo.

Foto: Leandro Pérez Pérez /Adelante

 

Foto: Cortesía del Poligráfico de Villa ClaraFoto: Cortesía del Poligráfico de Villa Clara

Fotos: Alejandro Rodríguez Leiva/ AdelanteFotos: Alejandro Rodríguez Leiva/ Adelante