Si usted visita la reserva ecológica “Limones – Tuabaquey”, en las estribaciones de la Sierra de Cubitas, seguro que descartará el final la historia bíblica de Adán y Eva: ¿cómo arriesgar el paraíso que tenían al alcance de las manos?. Estar en esta área arqueológica a una treintena de kilómetros al norte de la ciudad de Camagüey es respirar un aire puro, contaminado sólo por agradables olores de la naturaleza con los prudentes y acogedores bajos decibeles. Todo lo contrario, a lo percibido en otros lugares y momentos de la contemporaneidad.
La periodista Yeter Palmero de Televisión Camagüey, persistente defensora de la “Tarea Vida”, obsequia un conjunto de imágenes –apenas una muestra–del lomerío y sus tesoros naturales de esa área declarada Monumento Nacional, en la cual existen más de 70 especies de aves y alrededor de 700 tipos de plantas, entre las que sobresalen los grandes helechos y las orquídeas.
Ahí están el Tocororo y la Cartacuba, al igual que la Cotorra y el Catey (casi desaparecidas) que conviven con los multicolores de las mariposas, anfibios, jutía conga, majá de Santa María y el Mancaperro, una especie de gusano.
Pero no es lo suficiente cuando se aprecia al sistema de cuevas como la ceremonial “María Teresa” o en la de “Matías” y “Las Mercedes” con pictografías de grupos agroalfareros, la cueva ceremonial María Teresa, con estupendas pictografías aborígenes, descubierta mucho antes las conocidas pinturas de la Cueva de Altamira, (España). y admiradas desde el siglo XIX por los habitantes de la otrora villa de Santa María del Puerto del Príncipe, al igual que los valores únicos en el país del “Hoyo de Bonet”.
Son incalculables las bellezas naturales de un Paraíso al alcance de las manos.
