A pesar de las carencias se cosecha caña en Camagüey

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Agroindustriales, en su mayoría jóvenes, a la buena sombra de experimentados obreros agrícolas y de las áreas fabriles azucareras, enfrentan las carencias de piezas y accesorios indispensables para cosechar y procesar la caña de azúcar, un rublo económico vital, que por muchas décadas resiste con alternativas el asedio y los déficits provocados por el bloqueo de Estados Unidos.

Las empresas Carlos Manuel de Céspedes —en la localidad oeste de igual nombre—, y Panamá, —de Vertientes, en el medio sur provincial— se incluyen entre las 23 que elaboran crudo en la presente zafra 2022-2023 en el país.

En el ingenio “Céspedes” las faenas de cortes mecanizados avanzaban con los inconvenientes casi habituales de piezas y accesorios para las combinadas y medios de tiro directo al basculador o centros de acopio y limpieza. Un disparo eléctrico del Sistema Electroenergético Nacional (SEN) causó una avería que detuvo las máquinas una vez más: 300 horas de tiempo perdido por problemas industriales acumulan desde que movieron molinos el pasado 23 de diciembre. Ello causa, entre otros inconvenientes productivos, un atraso de 4 100 toneladas de acuerdo con el plan de 18 720 toneladas de azúcar.

Según explicó el administrador de esa fábrica, el ingeniero industrial Ibrahín Guzmán Gómez, el incumplimiento principal productivo no tiene que ver con el abasto de caña, suficiente hasta ahora para cumplir la norma potencial de molida, pese a ejecutarlo por debajo del 50 %. No obstante, deben incrementar los indicadores cualitativos de la producción final —insistió— con destino a la refinería Ignacio Agramonte. Este ingenio recibe materia prima desde las plantaciones del “Brasil”, en Esmeralda, y del “Argentina”, en Florida, pues alrededor de la mitad destinada a esta zafra proviene de las propias bases productivas del municipio sede.

DIFICULTADES CON LAS CASE DE ESTERAS…

En recorrido por los cañaverales de la CPA Gualberto Galbán, los periodistas intercambiaron con los integrantes del pelotón AzCuba de CASE 8-800 de esteras, una fuerza mecanizada de alta productividad. El joven jefe del colectivo Reinier Peláez Bolaño, con tres años dirigiendo esa fuerza y solo 36 de edad, manifestó que sus dos combinadas ese día estaban averiadas por falta de repuesto de dos mangueras hidráulicas y destacó que era una lástima porque en esa área de la cooperativa obtenían una productividad de 75 toneladas por hectárea. Otros insumos como lubricantes y aceites hidráulicos también los limitan a cortar más, aunque aseguró que lo hacen desde el amanecer y por las noches, pese a los problemas evidentes por los bejucos y alto enyerbamiento de los campos.

En otras plantaciones de esa CPA, su pelotón de KTP-2, liderado por Joan Álvarez Martínez —millonario en 10 de sus 13 zafras ejecutadas— avanza también sobre el pica pica y los cultivos enmarañados de manigua. “Casi todos los días cumplo la tarea, aunque hay roturas casi todo el tiempo —expresó Joan. Mientras, en un camión Hino, a su lado, recoge la siega cañera otro joven, Reinier Marrero Molina: “Yo solo llevo tres zafras, pero este es el mismo camión que manejó mi papá Fidel Marrero Rodríguez, por más de 30 años, hasta que se jubiló”.

“Vivo en la cooperativa y me gusta lo que hago, en un mes bueno doy siete viajes en un día al centro de acopio, y en ambas quincenas devengo casi 10 000 pesos. Usted sabe…tampoco alcanza, pero algo es algo”, dice, ríe y corre hacia el timón de su vehículo para aparearse a la combinada de Joan.

En el mismo territorio de la “Gualberto Galbán”, otro pelotón, el Cándido González, ultima unas 13,20 hectáreas de tierra para venideras cosechas. Juan Félix Bautista Martínez, jefe del colectivo, señaló que la tarea diaria debe ser de no menos de 40 ha. preparadas, aunque lamentó la carencia de piezas y accesorios que sufren. “Pero pa ´lante”— afirmó.

PANAMÁ, AL CONTRARIO, CON EL BASCULADOR ABIERTO

Cuando más tarde la prensa recorrió las áreas del “Panamá”, de Vertientes, encontró lo diferente al “Céspedes”: una industria en movimiento con centrífugas de primera, digitalizadas, que casi hablan a los operadores y los molinos al full, consumiendo los últimos carros de caña. A los pocos minutos, silencio total…

El plan de producción de azúcar allí es similar, poco más de 18 000 toneladas, pero por muchos problemas, incluido el abasto de caña que deben garantizarlo sus áreas propias. La “Cándido González”, de Santa Cruz del Sur, única empresa cañera del país y de otras plantaciones de la provincia, hasta de la cercana “Batalla de las Guásimas”, presentan un déficit de más de 7 000 toneladas del crudo, casi el doble que la fábrica cespedeña.

En conversación con veteranos y jóvenes valiosos que hacen zafra en difíciles condiciones, se aprecia tremenda voluntad para producir azúcar y otros derivados. Hay amor por el sector, por la familia del batey y de las comunidades aledañas que quieren volver por los fueros productivos.

Hace falta aprovechar esa voluntad laboriosa, enseñar a los más bisoños que quieren aprender y hacer, y rescatar las variedades cañeras con ciencia y técnica, nivelar los suelos y sembrar con calidad; reactivar la recuperación de piezas en talleres, ingenios; volver a estimular a los aniristas; estrechar el vínculo con los cañaverales, los pelotones de corte; mejorar las operaciones y la disciplina tecnológica de las nuevas y viejas máquinas y equipos, atender mejor las condiciones de vida y trabajo en cada lugar agroindustrial azucarero con el sindicato al frente y las administraciones… en fin, muchas acciones aliviarían el real y brutal bloqueo norteamericano, y sobre todo contribuirían a burlarlo. La familia, las localidades azucareras, pueden elevar sus economías si las producciones cañeras se cumplen como necesita Cuba, Camagüey.