Al corresponder a la naturaleza expresiva de su nombre, amar el buen criterio, la puertorriqueña Ana Belén Montes se convirtió en una amiga de los cubanos, desde las propias entrañas del monstruo.
Poco se conoce de los derechos humanos de Ana, pues no es un tema de interés para los monopolios mediáticos de las superpotencias, ocupados en el ocultamiento de desvergüenzas y patrañas, por medio de la inundación de informaciones insignificantes y distracciones que mantienen al público como una manada de animales irracionales.
Por mensajes al correo electrónico personal desde el Comité de Solidaridad con los Cinco de la CUJAE (Ciudad Universitaria José Antonio Echevarría) y la motivada indagatoria en INTERNET, he sentido la cercanía de Ana Belén Montes, una mujer valiente que se opuso a la política norteamericana contra Cuba, desde el propio corazón del Pentágono.
Resumo. De padres puertorriqueños, nació en una base militar de Alemania. En los Estados Unidos sobresalió académicamente en estudios de relaciones extranjeras. En 1985, ingresó a la Agencia de Defensa de Inteligencia (DIA, por sus siglas en inglés) del Pentágono, donde se convirtió en la principal analista (senior analyst) especializada en Cuba.
Es decir, sabe mucho de la Mayor de las Antillas. Tanto que sintió la obligación moral de alertar al gobierno cubano sobre los planes de agresión que cocinaban los órganos de inteligencia norteamericana, como afirma uno de los remitentes a mi Email. Fue acusada de espía, cuando estaba interesada en promover una relación amistosa entre el gigante del Norte y nuestra Isla. Su pensamiento, más sincero, se anticipó tres lustros al presidente Obama.
Por su amor al buen criterio, declaró ante un tribunal federal de Washington DC en el año 2002: “Nosotros nunca hemos respetado el derecho de Cuba a definir su propio destino, sus propios ideales de igualdad y justicia… ¿Por qué no los dejamos decidir la forma en que desean conducir sus asuntos internos, como Estados Unidos ha estado haciendo durante más de dos siglos? «
“Honorable, yo me involucré en la actividad que me ha traído ante usted porque obedecí mi conciencia más que obedecer la ley”
Ana Belén Montes ya ha cumplido 15 años confinada en una cárcel de alta seguridad en Fort Worth, Texas. Aun le faltan diez años más bajo un extremo régimen de aislamiento. Los “tanques pensantes” de los órganos de inteligencia norteamericana intentan por todos los medios doblegar la entereza de esta puertorriqueña, desde acciones psicológicas de su internamiento hasta limitar al mínimo su contactos con el mundo.
En una entrevista realizada en agosto del 2015 (www.contrainjerencia.com) declaró que estaba convencida de que “el gobierno norteamericano quiere embotarme sensorialmente: que deje de escuchar, de sentir, de hablar, de oler, de ver y pensar. No lo van a lograr”
Esta boricua sensibilizada con el proyecto social cubano ya cumplió 59 años de edad en la cárcel para reclusas con necesidades médicas especiales o problemas mentales.
Ella no puede: recibir visitas de amigos, solamente de su padre y hermano; hablar por teléfono; recibir paquetes, periódicos, revistas ni ver televisión, y relacionarse con otros detenidas en esa cárcel. Nadie consigue indagar por su salud, ni conocer porque está en un centro destinado a personas con problemas psíquico.
El pasado mes de julio, la cadena de televisión CNN transmitió en su programa “Declassified” (Desclasificado), el caso de Ana Belén Montes, la Reina de Cuba según colegas de la inteligencia de EE. UU., que provocó mucho ruido en la prensa, pero con pocas nueces. Todo estaba matizado por un supuesto canje de personas. El canal latinoamericano Telesur se encargó de precisar el sentido irracional de esa información.
En modo alguno, se puede desconocer la posición altruista asumida por Ana Belén, ante lo que considera utopía de la Revolución Cubana. Esta mujer excepcional, desinteresada, humanista, merece atención en momentos de procederes de buena voluntad que emanan desde la Casa Blanca. No es necesario, a mi parecer, esperar al 2028.
La historia de Ana Belén debe trascender en el mundo. El actuar consecuente de esta boricua la convierte en representación viva de bella metáfora de la poetisa Lola Rodríguez de Tió (1843 — 1924) “…Cuba y Puerto Rico son de un pájaro las dos alas, reciben flores y balas en un mismo corazón…»
http://www.redbetances.com/columnas/alejandro-torres-rivera/2385-alejandro-torres-rivera-minh.html
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