La escuela es un elemento fundamental en la vida de todos. En ella se forja el conocimiento, amistades y experiencias. Sin embargo también surgen comportamientos y acciones nada tolerables; una de ellas es el acoso escolar o bullying. Son muchas las series, novelas y películas que manifiestan este comportamiento, pero más allá de la pantalla es importante dar una mirada más profunda.
La violencia y el acoso escolar son conductas que afectan a 1 de cada 3 estudiantes en todo el mundo, generando un impacto negativo en su desarrollo emocional y académico. Este tipo de violencia se manifiesta de diversas formas, desde insultos y humillaciones hasta agresiones físicas y exclusión social. La gravedad de esta problemática radica no solo en su prevalencia, sino también en las profundas secuelas que deja en sus víctimas.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cerca del 30% de los estudiantes a nivel mundial han sido víctimas de acoso escolar. Estas cifras son alarmantes y subrayan la necesidad urgente de concientizar sobre el tema.

Aunque en los últimos años se ha avanzado en reconocer que los eventos de esta índole realmente suceden en los centros escolares incluyendo la ciberviolencia que aunque no necesariamente se realice en locales educativos es actualmente una de las más empleadas, falta mucho por hacer sobre todo cuando de normalizar y minimizar erróneamente conductas agresivas se trata. El color de la piel, el nivel económico, la religión, procedencia, la orientación sexual son algunos de los indicadores que detonan en muchas ocasiones el acoso escolar.
La violencia en el entorno escolar no solo afecta el bienestar físico de los menores, sino que también puede provocar daños psicológicos significativos, entre ellas destaca la ansiedad, depresión y trastornos de estrés postraumático. En casos extremos, las víctimas pueden llegar a experimentar pensamientos suicidas, lo que resalta la importancia de abordar esta problemática desde una perspectiva integral.
La concientización es clave para combatir esta realidad. Es fundamental que educadores, padres y estudiantes reconozcan los signos del bullying y comprendan su impacto. Las campañas de sensibilización y los programas educativos que promueven la empatía, el respeto y la inclusión son esenciales para crear un ambiente escolar seguro y saludable.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura ( UNESCO) ha implementado programas destinados a promover entornos educativos libres de violencia, mientras que el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNISEF) se enfoca en proteger los derechos de los niños y niñas, abogando por políticas que prevengan el bullying. Además, muchos países han establecido leyes específicas para proteger a las víctimas. En España, por ejemplo, se han desarrollado protocolos de actuación ante casos de acoso escolar, obligando a las instituciones educativas a responder de manera efectiva.
Para muchos surge la incógnita de por qué otros disfrutan hacer daño, extorsionar y lacerar la autoestima; quizás sea una pregunta demasiado compleja y propia para cada individuo que de una forma u otra trata de sentirse bien lastimando a compañeros. En muchas ocasiones hay una tendencia a justificar este tipo de comportamientos por la inmadurez, sin embargo, cabe resaltar que la educación que se brinda en los entornos familiares es clave cuando se realizan estudios sobre los maltratadores. Hay que partir de que más allá de la edad NADIE tiene derecho a dañar a otra persona.

La violencia y el acoso escolar son desafíos que requieren nuestra atención inmediata y no deben ser subestimados. La familia, instituciones docentes y comunidad deben estar atentos ante cualquier alarma y síntoma de abuso, de ello depende el tiempo y las consecuencias que estos actos puedan causar.
Las leyes efectivas son pasos cruciales para proteger a las víctimas y garantizar que todos los estudiantes puedan aprender sin miedo al hostigamiento. No basta concientizar de la existencia del acoso escolar si no se buscan opciones para eliminarlo. Todas las instituciones educativas necesitan tomar la iniciativa sin importar el país o la política.
El acoso escolar si EXISTE y quienes lo sufren deben sentir que no están solos.