Concluye con penas y sin glorias #CumbreDeLasAméricas

Ha concluido la VIII Cumbre de las Américas en Lima, Perú, sin resultados dignos de elogiar, podría decirse que ha sido una cumbre deslucida, con un país sede golpeado por escándalos de corrupción y una región golpeada por la crisis.

Hoy el escenario de este conclave muestra a la  derecha esgrimiendo una falsa batalla contra la corrupción, para atacar a la democracia y a los proyectos políticos y sociales de beneficio popular. Demoniza al gobierno bolivariano de Venezuela, el gran ausente de este encuentro por la sumisión del grupo de países que acato las indicaciones de EEUU de no invitarlo y encuentra al líder más carismático de la izquierda latinoamericana, convertido en preso político, el expresidente Luis Inacio Lula Da Silva.

Podría decirse sin temor que la VIII Cumbre de las Américas es un rutinario encuentro de autoridades desprovisto de resultados concretos y tangibles para resolver las diversas dificultades por la que atraviesan los pueblos de América.

En el segmento de alto nivel se apreció por primera vez una menor presencia de mandatarios en toda la historia de esas cumbres.

Quizás las notas más brillantes y enaltecedoras fueron las intervenciones del Presidente Evo Morales, que llamo por su nombre a las causas de la corrupción o el vibrante discurso del canciller cubano Bruno Rodríguez cuando sentencio en viril gesto que “Cuba no aceptará amenazas ni chantaje del gobierno de los Estados Unidos”. Pero más enérgica y vibrante fue la réplica frente a la prepotencia imperial del Vicepresidente Mike Pence, quien tomó la palabra para defender el injustificable  y cruel bombardeo llevado a cabo por los norteamericanos, Reino Unido y Francia con la justificación del supuesto ataque con armas químicas.

El halcón no escatimo tiempo para atacar a Cuba y Venezuela, con argumentos falaces y absurdos, calificando a los sistemas de gobiernos de ambos países como represivos, pero no se molestó en hacer alusión al bloqueo criminal y genocida que impone su país sobre la Isla, que si constituye un acto de lesa humanidad. En su extenso y bélico discurso, Pence insiste en que los países “democráticos” de América Latina son aquellos que apoyan la “diplomacia” que impone Estados Unidos a través de herramientas como la OEA.

Esta VIII Cumbre deja magros resultados, que  aunados a la incierta voluntad política de los gobiernos para crear mecanismos eficaces contra la corrupción, dejan en dudas su efectividad y puede decirse que no avanzaron más allá de las “buenas intenciones” contenidas en lo que el presidente del Perú Martin Viscarra, ha llamado el Acuerdo de Lima, al dejar clausura la reunión.

Otros temas  capitales para la región es la polémica política migratoria adoptada por la Administración de Donald Trump en contra de los inmigrantes latinoamericanos, que incluye la construcción y el financiamiento de un muro en la frontera con México, la supresión de los permisos de residencia a los inmigrantes de origen latino, las expulsiones de menores centroamericanos conocidos como los dreamers, la contratación de 10.000 agentes policiales antimigratorios y la presión financiera en contra de las llamadas “ciudades santuarios”. Todos estos asuntos quedaron en la agenda como notas al margen de esa reunión.

Se supone que cuando los gobernantes de un continente se reúnen, uno puede imaginar  que cada detalle es atendido para atenuar el riesgo de los contrasentidos. Pero la Cumbre de las Américas que ha culminado  nos deja grandes paradojas.

No se han producido cambios algunos en las relaciones hemisféricas, todo lo contrario la política de hostigamiento y confrontación de la Administración Trump hacia Venezuela y Cuba, lo evidencian sin necesidad de abundar en ejemplos, la sola exclusión del Presidente Nicolás Maduro, como antes ocurrió con Cuba, es una muestra de cómo el imperio intenta fracturar la unidad continental.

Por primera  ocasión en una Cumbre de las Américas los actores sociales, en representación de su sociedad civil de cada país,  presentaron de manera directa sus recomendaciones ante Jefes de Estado y de Gobierno del hemisferio.

Varias marcas deja la VIII Cumbre de Lima: las ausencias de Venezuela, y  la del Presidente Trump, la del Presidente Nicolás Maduro que no se le invito y la del estadounidense que prefirió quedarse en la butaca del consejo nacional de seguridad para ordenar el cruel e injustificado ataque a Siria.

La VIII Cumbre termina así, con las penas de una región mostrando como la derecha intenta acabar con la democracia en nombre de la lucha contra la corrupción y sin acciones concretas y las glorias de representantes de gobiernos como Cuba, Venezuela, Nicaragua, Bolivia levantaron sus voces con energía y valor y la Cumbre de los Pueblos que acompaño la dignidad de todo un continente.