Fidel Castro, vigente y universal

Fidel Castro es inabarcable y tiene tantos batientes distintos que cualquiera de ellos nos permitiría introducir un largo texto. Pero este trata del Fidel revolucionario, ejemplo y universal.

Es nuestro deber que las nuevas generaciones cubanas sientan a Fidel Castro tan próximo como tuvimos oportunidad de sentirlo las distintas hornadas revolucionarias desde los años cincuenta del siglo pasado hasta principios de este siglo.

En realidad, Cuba puede sentirse orgullosa de que los hombres de su pasado histórico y su hombre mayor de los siglos XX y XXI, tengan plena vigencia.

Es conocido cómo la revolución de 1868, que empezó por la acción de terratenientes liberales y de burgueses incipientes, se transformó en una revolución popular en la medida en que la burguesía perdía el ímpetu y las fuerzas populares comenzaron a jugar un papel más trascendente. Su continuación en 1895 con líderes de la estatura de Martí y Maceo movilizó a las fuerzas más revolucionarias y radicales de esa época y presentó un programa nuevo, distinto que comenzó a renovarse a partir del 26 de julio de 1953 y cristalizó con el triunfo del 1ero de enero de 1959.

Es por eso que Fidel, al comparecer ante sus jueces después del asalto a los cuarteles Guillermón Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, respondió que el autor intelectual de aquel audaz hecho había sido José Martí.

Su origen social, su contacto con las capas más pobres de la sociedad, su estancia en colegios católicos y las condiciones imperantes en el país influyen en Fidel y contribuyen sustancialmente a modelar su personalidad. Su vida tan cargada de acontecimientos lo arrastra a la actividad política y revolucionaria desde muy joven con un pensamiento ético y transformador.

Fidel nos ha dejado todo un proceso de enseñanza de estrategia y tácticas revolucionarias que debemos estudiar, y nos da en su obra la revelación de la tarea transformadora de hoy y de mañana. Insistió como nadie en la necesidad de unir a todas las fuerzas revolucionarias del mundo contra el enemigo común, el imperialismo estadounidense. Definió que en esa lucha deben incluirse a la clase trabajadora, los campesinos explotados, intelectuales, militares con una posición antimperialista, creyentes honestos de las diversas confesiones y otras fuerzas de los sectores sociales.

Si José Martí fue el primero de los revolucionarios de la América Latina que vio profundamente el fenómeno imperialista que comenzaba a finales del siglo XIX en tierras americanas, Fidel, su mejor discípulo,  ha sido uno de los más grandes conocedores en la historia contemporánea de la naturaleza y esencia del imperialismo, de las raíces económicas del mismo y sus características, que no actúa tan solo por la potencia de las armas, sino que utiliza como instrumento la penetración en las economías para lograr sus propósitos. Léase cuanto dijo Fidel sobre el peligro que representa el imperialismo para la Revolución Cubana – “Mientras exista el imperialismo,  el Partido, el Estado y el pueblo les prestarán a los servicios de la defensa la máxima atención. La guardia revolucionaria no se descuidará jamás. La historia enseña con demasiada elocuencia que los que olvidan este principio no sobreviven al error”. [1] “Aun cuando un día formalmente mejoraran las relaciones entre Cuba socialista y el imperio, no por ello cejaría ese imperio en su idea de aplastar a la Revolución Cubana, y no lo oculta, lo explican sus teóricos, lo explican los defensores de la filosofía del imperio”. [2] – para que se comprenda la magnitud de su análisis político y visión de futuro.

Un pensador de esa proyección histórica no solo estaba haciendo una revolución para Cuba, sino una revolución que todavía no estaba hecha en América Latina, con la divisa de promover un pensamiento revolucionario que se enlace con la historia latinoamericana y universal, de hacer una cultura auténtica, que no nos sea impuesta desde Estados Unidos o Europa. Es Fidel Castro el que nos ha dejado como guía una frase de mucha actualidad, para movilizar a nuestros pueblos en la lucha: “Una Revolución solo puede ser hija de la cultura y las ideas”.

Lo que para Fidel era crucial a la hora de definir la actitud de todo hombre de letras o de arte es precisamente el contenido de su obra y su posición ante la vida. Como se sabe, precisó que una de las metas y uno de los propósitos fundamentales de la Revolución Cubana era desarrollar el arte y la cultura, para que fueran un real patrimonio del pueblo, y convocó a los intelectuales y artistas a desarrollar al máximo su esfuerzo creador a favor de la cultura.

En Palabras a los intelectuales expresó: “la Revolución no puede renunciar a que todos los hombres y mujeres honestos, sean o no escritores y artistas, marchen junto a ella; la Revolución debe aspirar a que todo el que tenga dudas se convierta en revolucionario. La Revolución debe tratar de ganar para sus ideas la mayor parte del pueblo”. [3]

Desde la época de estudiante universitario, más adelante como dirigente político y después como organizador y conductor del proceso revolucionario cubano no se separó jamás del pueblo. Dijo que como método de trabajo dedicaba un 90% del tiempo de trabajo al contacto con las masas, a escuchar sus opiniones, a saber cómo piensan.

Refiriéndose al conocimiento de la historia, él, que conoció con profundidad el devenir humano, desde la época de Grecia hasta hoy, apuntó: “es nuestro deber conocer la historia y es nuestro deber trabajar para que las nuevas generaciones conozcan la historia, porque eso les ayudará a mantener levantado el espíritu y la conciencia revolucionaria, el reconocimiento y la gratitud hacia las generaciones que se sacrificaron, el deber de seguir adelante por los caminos del socialismo, por los caminos del comunismo y por los caminos del internacionalismo”.[4]

Fidel estuvo abierto también a lo futuro con una visión extraordinaria, y hay una frase del presidente argelino Abdelaziz Bouteflika que lo declara: “Fidel viaja al futuro, regresa y lo explica”. Pero sería oportuno preguntarnos si Fidel es solamente un estratega y un pensador con una proyección propia, descolonizadora y tercermundista, o también como dijera Pedro Álvarez Tabío, un “… perenne creador de innovadoras, fructíferas y nobles ideas que han dado y continúan dando actualidad y vitalidad inagotables a la Revolución Cubana, y razón de ser para todos los hombres y mujeres en este mundo convulso e injusto que están persuadidos de que otro mejor es posible y luchan día a día por hacerlo realidad”.[5]

En medio de la actual contienda ideológica, donde unos insisten en restablecer el capitalismo en Cuba y otros en defender el proyecto socialista cubano, se precisa persistir en el legado fidelista para continuar la obra emancipadora, acogiendo las ideas conductoras y las prácticas que preconizara Fidel.

Es necesario mantener viva su doctrina, como arma de lucha para explicar las contradicciones entre el imperialismo yanqui y la Revolución Cubana, la complejidad de los objetivos y tareas de la construcción socialista en nuestro país dentro del contexto de la crisis del capitalismo, y desenmascarar a elementos captados por la maquinaria ideológica del imperio.

Lo importante, creo, es que Fidel nos incite a actuar con un ingrediente moral extraordinario, como fuente permanente del desarrollo y del crecimiento humano.  Estoy seguro de que el pensamiento fidelista, analizado profundamente, nos llevará en todas las dimensiones de sus ideas políticas por el camino de hacernos mejores revolucionarios.

[1] Fidel Castro: “Informe Central al Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba”. Departamento de Orientación Revolucionaria del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, La Habana, 1975.

[2] Fidel Castro: Discurso en el acto por el XXXII aniversario del desembarco del Granma, fundación de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y proclamación de la Ciudad de La Habana “Lista para la defensa en la primera etapa”, 5 de diciembre de 1988 en la Plaza de la Revolución “José Martí”.

[3] Fidel Castro Ruz: “Palabras a los intelectuales”, Ediciones del Consejo Nacional de Cultura, La Habana, 1961, p.11.

[4] Fidel Castro Ruz: Palabras en Swietochlowice, 8 de junio de 1972, El futuro es el internacionalismo, Instituto Cubano del Libro, La Habana, 1972, p.245.

[5] Pedro Álvarez Tabío: Nota a la segunda edición cubana de Cien horas con Fidel. Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, La Habana, 2006, p.13.

El concepto de Revolución

“Revolución es sentido del momento histórico; es cambiar todo lo que debe ser cambiado; es igualdad y libertad plenas; es ser tratado y tratar a los demás como seres humanos; es emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos; es desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional; es defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio; es modestia, desinterés, altruismo, solidaridad y heroísmo; es luchar con audacia, inteligencia y realismo; es no mentir jamás ni violar principios éticos; es convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas. Revolución es unidad, es independencia, es luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y para el mundo, que es la base de nuestro patriotismo, nuestro socialismo y nuestro internacionalismo”.


El 1ro de mayo de 2000 en la Plaza de la Revolución José Martí, el Comandante en Jefe Fidel Castro dio a conocer el concepto de Revolución, que resume en su esencia la historia pasada, presente y sobre todo futura de la nación cubana.