Manuel Ascunce, el niño maestro
Hubiera querido escucharle la candorosa voz de los 16, mientras encendía el farol –cartilla y manual en frente–, y empezaba a enseñar al campesino. Oírlo, por ejemplo, deletreando el alfabeto, comentándole al guajiro que extrañaba a sus viejos en La Habana, o diciendo: “hoy aprenderás a escribir tu nombre, Pedro”. Porque su voz tendría una…