La Patria premia a una cubana muy especial (+Video)

«Asumo esta condecoración que me sobrepasa, con el compromiso de seguir dando guerra mientras me quede aliento». Con esas palabras que iban naciendo espontáneamente, y desde la emoción, la prestigiosa intelectual Graziella Pogolotti Jacobson se expresó en la tarde de este miércoles luego de que el Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, pusiera sobre su pecho la Orden José Martí, la más alta distinción que otorga Cuba.

 

La maestra de generaciones habló de ese modo sobre la magnitud que tiene para ella la condecoración, no solo porque invoca el nombre del Apóstol sino, además, «por la dimensión de la obra de muchos de aquellos que la recibieron con anterioridad».

«Yo no he acumulado ese aval de obra intelectual (…)», dijo con rotunda modestia en un acto sencillo y conmovedor, que contó con la presencia de la máxima dirección del país –de los miembros del Buró Político del Partido, Esteban Lazo Hernández, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular; de Salvador Valdés Mesa, vicepresidente de la República, y del Comandante de la Revolución y vice primer ministro, Ramiro Valdés Menéndez, así como el primer ministro, Manuel Marrero Cruz, y otros vice primeros ministros y ministros.

En una ceremonia donde también estuvieron el presidente de Casa de las Américas, Abel Prieto Jiménez, y otros destacados intelectuales, Graziella Pogolotti contó que ella quiso ser maestra: «y también, a pesar de no haber tenido vínculo moncadista, pertenecí a la generación que no quiso que el Apóstol muriera en el año de su centenario, cuando la República neocolonial estaba empantanada, en una crisis estructural definitiva, sumida bajo la dictadura de Batista y hundida además en la dependencia y el subdesarrollo.

«Quise, por lo tanto, también, desde mis posibilidades, desde la educación y desde la cultura, ayudar a construir un país; y la victoria de Enero me entregó esa posibilidad», dijo la maestra, quien hizo en su breve y sentido discurso un recorrido por los años de la Reforma Universitaria de Córdoba, en Argentina, por la lucha de Julio Antonio Mella en dar seguimiento a esas ideas, por los años 60 del siglo XX y el estímulo de Fidel, gracias al cual la Universidad entró en lo profundo del país, «a tomar la medida del subdesarrollo y de todo lo que había que hacer».