Un Parlamento con espíritu de Girón

Por estos días de abril, en 1961, la mayoría de los hombres y mujeres  que hoy constituyen el Parlamento Cubano en su Novena Legislatura, aún no habían nacido, pero en sus venas corre la sangre derramada por los héroes en la victoria de Girón.

Son 605 personas como usted o como yo, sin millonarias fortunas ni privilegios, solo con la riqueza enorme de una vida ejemplar, una consagración constante al trabajo y el deseo inclaudicable de servir a los demás.

Se decidirá en estas sesiones el nuevo presidente de Cuba  y también quienes desempeñarán desde ahora las responsabilidades en las vicepresidencias del Consejo de Estado, para dar continuidad a una obra que comenzó a edificarse el primero de enero de 1959.

No hay baches ni pausas en la construcción socialista, aquella que una y otra vez hemos ratificado los nacidos en esta isla como única opción, elegida por libre albedrío y convicción suprema, nacida de una herencia mambisa.

Se trata de continuidad histórica porque la guía es y será la misma: la que nos legó Fidel con su ejemplo,  y que nació del más puro ideario martiano, dignificado por la Generación del Centenario cuando “parecía que el Apóstol iba a morir…”

Corresponde ahora emprender nuevas batallas, y cada vez serán más grandes los desafíos y más compleja la coyuntura internacional, a partir del  auge que ha tomado la derecha y de las renovadas y redobladas apetencias del Imperio.

Pero Raúl nos ha enseñado que es necesario “hacer cada vez más con menos “ y su llamado al trabajo, a la creatividad y al sacrificio en pos de la esperanza nos llegó con el “Sí se puede…”

A partir de hoy, en cada puesto, los diputados al Parlamento Cubano serán la concreción de ese pueblo que los eligió desde el barrio o el centro de trabajo, y que encarna a la Revolución y a los 150 años de una lucha, en la cual la única alternativa se concreta en la palabra ¡Venceremos!