San Fernando de Nuevitas, sus viejos embarcaderos y el escritor Ernest Hemingway (+ Fotos)

En San Fernando de Nuevitas, exactamente en la Punta de El Guincho nació la villa de Santa María del Puerto del Príncipe, hará 506 años este 2 de febrero de 2020. Es un puerto de mar del norte de Camagüey que se caracteriza por su bella ribera y viejos embarcaderos (como el de los Desengaños, antiguo atracadero de Bagá), que ofrecen un paisaje hermoso a la comarca de pescadores, portuarios e industriales.

Ciudad hermosa visitada por el escritor Ernest Hemingway (1899-1961), en su yate El Pilar, en su mítica aventura marítima en la “caza” de submarinos alemanes en la Segunda Guerra Mundial. Incursiones que según el narrador Enrique Cirules, permanecían ignoradas, desconocidas, no estudiadas hasta hoy, y que tienen una relación con la obra y la vida del autor del Viejo y el mar en la mayor de las Antillas.

Cirules nos reconstruye los antecedentes en los que se inspiró Hemingway para escribir en Islas en el golfo, esa apasionada persecución de un grupo de submarinistas alemanes por entre cayos, islas, bajos, canales y canalizos de la región central de Cuba.

Nos habló sobre las operaciones de guerra en el canal de las Bahamas, nos reveló la existencia de un tercer submarino alemán hundido en aguas de América durante la Segunda Guerra Mundial.

“El combate con este submarino, a tres millas del Faro Maternillos, le sirvió de inspiración a Hemingway para escribir la parte final de su magnifica novela. Todos estos elementos contribuyen a una comprensión más profunda de la personalidad de Hemingway[1].

Luego de sus recorridos por los cayos, Hemingway dejaba las ensenadas y caletas de Romano y penetraba en la espaciosa bahía de Nuevitas, echaba el ancla en el embarcadero de El Guincho y se alojaba en alguno de los hospedajes que se encontraban a la orilla del mar”.

Fue en el puerto de Nuevitas, en el embarcadero de El Guincho, sobre los ribazos de cayo Sabinal (en aquellos acogedores hospedajes, cantinas, tabernas, hoteles y sitios de mundo) que el escritor entró en contacto con uno de los sitios más fascinantes del Caribe.

“Eran edificaciones construidas con maderas preciosas, que poseían balcones y terrazas, pisos encerados, y habitaciones con ventanales que daban a los rumores de la mar, a sotavento de la afamada taberna de Agustín el Tuerto. Allí podía beber y comer de todas las exquisiteces marinas, antes de partir en el tren del alba en busca de la mítica Santa María del Puerto del Príncipe; ciudad de calles torcidas, adoquinadas, con tantas iglesias y plazas y antiguos conventos”.

San Fernando de Nuevitas distinguía por sus viejos muelles de madera,  las calles de piedras que comenzaban sobre el mismo ribazo, a la sombra de los cocoteros y uvas caletas, a la vista de los almacenes coloniales del puerto construidos con cales y rocas coralinas, a la pequeña ciudad que ascendía por la colina, entre los verdores de la vegetación, hasta coronar esa elevación donde se encontraba una antigua iglesia amarilla; santuario de dos torres, construida a retazos por un maestro catalán.

Por todo ello, la actual Nuevitas merece incluirse en el programa de festividades en cada aniversario de la fundación de la primera villa de Santa María del Puerto del Príncipe, porque en esta comarca nació la hoy ciudad de Camagüey.