John Bolton ¿Consejero del diablo o criminal de guerra?

Según una nota aparecida en el rotativo Granma, activistas estadounidenses integrantes del Code Pink expresaron en Washington su repudio a los planes de la Casa Blanca contra Venezuela e Irán  y se manifestaron contra el asesor de Seguridad  Nacional, John Bolton, a quien acusaron de criminal de guerra.

Y no es para menos, si es que el señor de marras aconseja realmente al principal ¨mandante¨ de la camada del imperio norteño en relación con las posiciones que desgraciada (y deslucidamente) ocupa el país a lo largo del tiempo transcurrido desde aquellas elecciones tan cuestionables como desastrosas para todos, en las cuales  el multimillonario ¨derrotó¨ en las urnas no se sabe como a la Clinton.

Ahora, los halcones envían a los mares cercanos a Irán un gran portaaviones, mientras bombarderos de la ¨USA Army¨ portadores de ojivas nucleares se ubican en una base aérea en Catar.

Y como si tal desatino, calificado por analistas como ¨la chispa que podría encender la guerra¨ pareciera poco a los feroces tanques pensantes del Pentágono, despliegan en la zona referida una batería del sistema de misiles Patriot y un buque de transporte anfibio, un alarde  bélico que se añade a los miles de soldados  acantonados en bases en Arabia Saudita, Kuwait, Israel y Jordania, entre otras naciones.

Y podría alguien preguntarse: ¿Cuánto cuesta enviar un portaaviones a un sitio tan lejano? ¿Cuánto dotarlo de los enormes medios de combate con que cuenta y los cientos de hombres que lo tripulan? ¿Cuánto cuesta cada avión B-52 y cada una de las ojivas nucleares que porta? ¿Cuánto mantener las bases militares en el área cercana al país persa?

Todo por satisfacer quién sabe qué retorcidos pensamientos  del matón de la Oficina Oval y sus cortesanos, una amenaza que incrementa el riesgo de una guerra de imprevisibles consecuencias para la humanidad, y en la que si hubiese algún vencedor, no serían los Estados Unidos.

Cuánta hambre podría evitarse, cuántas enfermedades curar y prevenir en todo el mundo con ese dinero…

 

Pero claro, eso no le preocupa a Trump ni al criminal de guerra que lo asesora, porque esas cifras astronómicas las pagan los ingenuos norteamericanos que aún creen el cuento de las libertades, de la misión de salvar al mundo, de la lucha contra el terrorismo y de ser un país predestinado quizás por mandato divino (claro, la divina estupidez) para salvaguardar la paz y encabezar la cruzada contra el flagelo del comunismo.

Una última pregunta acude a la mente de este redactor; ¿Hasta cuándo?