Un Viaje de Papel

El 11 de noviembre se celebra el Día Mundial del Origami, una fecha que invita a explorar la magia de transformar simples hojas de papel en asombrosas obras de arte. Pero, ¿de dónde viene esta tradición?, o ¿Cómo se ha expandido por el mundo hasta llegar a Cuba?

El origami, que significa “doblar papel” en japonés, tiene sus raíces en China, donde se inventó el papel alrededor del siglo II a.C. Sin embargo, fue en Japón donde esta práctica se convirtió en un arte formal. Durante el período Edo (1603-1868), el origami se popularizó, y sus técnicas fueron perfeccionadas y codificadas.

La práctica de este arte no se quedó confinado a la región asiática. A partir del siglo XX, gracias a la globalización y al intercambio cultural, se expandió por todo el mundo. Figuras como el matemático Akira Yoshizawa desempeñaron un papel crucial en este proceso, popularizándolo a través de libros y exposiciones internacionales.

La elección de la fecha de celebración mundial tiene un simbolismo particular. En japonés, el número 11 (十一) se asemeja a una hoja doblada de papel, lo que hace que esta fecha sea especialmente significativa para los entusiastas del origami.

En Cuba, el origami ha encontrado un terreno fértil para florecer. A través de la influencia de artistas y entusiastas, se ha sido incorporado en el ámbito educativo y cultural. Eventos y talleres de son comunes en diversas partes del país, y se han convertido en una herramienta pedagógica para enseñar matemática, geometría y habilidades motoras finas.

Hoy en día, el origami es apreciado por muchos cubanos no solo como una forma de arte, sino también como una práctica que fomenta la creatividad, la paciencia y la precisión. Los talleres de origami han permitido a niños y adultos disfrutar del proceso de creación y han promovido un sentido de comunidad y colaboración.

Además de los ya mencionados, ha influido en campos como la ciencia y la ingeniería. Sus principios son utilizados también en el desarrollo de estructuras plegables, desde pequeños dispositivos médicos hasta grandes paneles solares espaciales. Este es un testimonio del poder transformador y versátil de este arte milenario.

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