Más allá del sexismo, camino a la igualdad. Parte I. (+ fotos)

Sexismo, discriminación sexual o discriminación de género, es el prejuicio basado en el sexo o género de una persona. También se refiere a las condiciones o actitudes que promueven estereotipos de roles sociales establecidos en las diferencias sexuales. Las actitudes sexistas se sostienen en creencias y estereotipos tradicionales sobre los distintos roles de género. Estos son los comportamientos aprendidos en una sociedad, comunidad o grupo social determinado, que hacen que sus miembros estén condicionados para percibir como masculinas o femeninas ciertas actividades, jerarquizarlas y valorarlas de manera diferenciada.

El Observatorio de Desigualdades en la Salud de España define sexismo como: la implicación de relaciones de género inequitativas y se refiere a las prácticas institucionales e interpersonales según las cuales los miembros del grupo del género dominante acumulan privilegios mediante la subordinación de otros grupos de género y justifican esas prácticas con ideologías de superioridad, diferencias o desviaciones innatas. Esta discriminación puede afectar tanto a mujeres como a hombres, aunque históricamente ha sido más prevalente contra las últimas.

Esta constante asignación social de funciones a las mujeres y a los hombres puede llegar a condicionar sus identidades, su visión del mundo y hasta su proyecto de vida. A menudo el sexismo es asociado con argumentos sobre la supremacía del hombre sobre la mujer, mientras otros consideran que la raíz de la opresión de género se encuentra en el régimen social y no en el hombre en particular. Esto puede incluir diferencias en salarios, acceso a oportunidades laborales, y trato en el ámbito educativo y social. En su manifestación más extrema puede fomentar el acoso sexual, la violación y otras formas de violencia.

Luchas contra las diferencias sexuales a través de la historia

El feminismo es un movimiento social, político y cultural que busca la igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres. Se enfoca en eliminar las diversas formas de discriminación y opresión basadas en el género, conocidas como machismo y patriarcado.

Es importante resaltar, que al contrario de como se ha malentendido recientemente, el feminismo no busca la superioridad de las mujeres sobre los hombres, sino la equidad y justicia para todos los géneros.

A lo largo de la historia diversos movimientos han luchado por la igualdad de género, los que han generado gran controversia en la sociedad, ya que estas transformaciones suponían y suponen cambios profundos en las mentalidades. Desde el movimiento sufragista en el siglo XIX, en Inglaterra, por obtener el derecho al voto femenino, liderado por mujeres como Emmeline Pankhurst y su hija Christabel Pankhurst, hasta el movimiento de derechos civiles en el siglo XX, encabezado por líderes como Martin Luther King Jr, han sido fundamentales para avanzar en la igualdad de derechos.

En 1848 se celebró en Seneca Falls, Nueva York, la primera Convención de Derechos de la Mujer y la Declaración de Sentimientos, donde además del derecho al voto, se exigió la igualdad de oportunidades y la eliminación de la discriminación por razón de género. Estas metas se vieron más tangibles durante la Primera Guerra Mundial, donde las mujeres en varios países europeos comenzaron a trabajar en fábricas y otros empleos previamente ocupados solo por hombres. Esto llevó a un aumento de acciones en el movimiento feminista y contribuyó a la obtención del derecho al voto de las féminas en varios países después del conflicto.

A partir del siglo XX gradualmente en el mundo las mujeres lograron su derecho al voto
A partir del siglo XX gradualmente en el mundo las mujeres lograron su derecho al voto

 

Tras la devastación de la Segunda Guerra Mundial, en 1946, se crea la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, el primer órgano intergubernamental que veló por la igualdad de género. La Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó en 1979, la “Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer”. Esta entró en vigencia en 1981, define la discriminación contra las mujeres y establece una agenda de acción para la igualdad de género.

Toda esta trayectoria propició que en 2010 se creara ONU Mujeres, el primer representante de la organización que tiene objetivo principal trabajar exclusivamente por los derechos de la mujer. “El progreso de las mujeres en el mundo” es una investigación periódica de esta organización sobre los avances hacia un mundo en el que las mujeres, las niñas y las personas de género diverso puedan vivir libres de desigualdad, pobreza y violencia. Provocadora y esclarecedora, esta serie es el resultado de una investigación de varios años, análisis en profundidad y hallazgos estadísticos basados en la experiencia y el conocimiento de organizaciones, activistas y personas académicas del más alto nivel.

La novena edición se publicará en 2025 y ofrecerá un análisis exhaustivo de los dos retos más acuciantes que enfrenta el mundo en la actualidad: la rápida aceleración del calentamiento global y el estancamiento en el ejercicio de los derechos de las mujeres y las niñas. ONU Mujeres ha emprendido un ambicioso programa de trabajo para demostrar que la acción pública basada en un marco de justicia climática feminista es la clave para dar respuesta a estos desafíos.

Luchas sociales por la igualdad de género en Cuba a lo largo de la historia

En Cuba, las mujeres han jugado un papel crucial en las luchas emancipadoras desde la época colonial hasta la Revolución Cubana.  Hablando en materia de movimientos sociales, durante la intervención norteamericana (1898-1902), se incentivó la idea de divulgar el feminismo como parte de la modernización de la sociedad.

Desde los debates en la Convención Constituyente de 1902, se comenzó a abogar por el sufragio femenino. En su intervención el delegado por La Habana Miguel Gener planteó:

“(…) verdad es que en la enmienda se pide el sufragio universal, pero es el sufragio universal falso (…) Hasta ahora tenemos por sufragio universal el sufragio de los hombres, pero no se cuenta para nada con las mujeres”.

El Partido Popular Feminista (PPF) se creó en 1912. Poco después surgiría el Sufragistas Cubanas, y el Partido Nacional Feminista (PNF), que constituye el más importante. Esta agrupación fue la protagonista de los movimientos sociales en estos primeros años del siglo XX, no solo por pedir el anhelado voto, sino por incluir también reivindicaciones para las trabajadoras.

El Primer Congreso Nacional de Mujeres, se celebró en La Habana en 1923. Significó una toma de conciencia para el sector femenino cubano, además su inauguración constituyó un hecho excepcional en Latinoamérica para aquella época.

El derecho al sufragio femenino sin restricciones, fue otorgado en Cuba por un decreto ley, finalmente el 10 de enero de 1934. También en este periodo se promulgó la primera Ley de Maternidad para las mujeres trabajadoras, la cual garantizó ciertos beneficios para las obreras en estado de gestación.

Las elecciones del 10 de enero de 1936, fueron las primeras en las que las cubanas participaron en su doble condición de electoras y elegibles, donde obtuvieron 6 plazas de representantes y una de concejala, hecho que rompió el esquema de participación tradicional política en la isla.

Batallón Lidia Doce

En los años sesenta, el mundo experimentó una revolución sexual que desafió las normas tradicionales sobre la sexualidad y los roles de género. Este movimiento, impulsado por la aprobación de la píldora anticonceptiva y el auge de la actividad feminista y derechos civiles, cuestionó las estructuras patriarcales.

Este contexto, sumado al triunfo de la Revolución cubana que trajo consigo cambios políticos, sociales e ideológicos profundos, llevó a muchas mujeres a abandonar el tradicional rol de ama de casa y tomar decisiones menos convencionales, como empuñar las armas.

Así nació el Batallón Femenino Lidia Doce, primera unidad militar integrada únicamente por mujeres después de 1959, muchas de ellas apenas adolescentes. El primer grupo estuvo compuesto por 300 milicianas, y el 20 de noviembre de 1960 se sumaron 2000 más, seleccionadas por sus respectivas milicias. De modo que este día quedó marcado como la fecha fundacional del Batallón Femenino. Estas valientes enfrentaron prejuicios, críticas y el rechazo de una parte de la sociedad que no estaba preparada para aceptarlas y reconocerlas tal como eran.

Hombres en las luchas por la igualdad de género

Los hombres también sufren bajo los estereotipos de género que dictan como deben comportarse y que roles deben asumir. Tomar actitudes de fortaleza y protección hacia la mujer, el servicio obligatorio para varones, la guerra, la circuncisión masculina, derechos reproductivos, etc, son algunos de los sustentos de esta discriminación. Estos arquetipos pueden limitar su expresión emocional y su participación en roles considerados “femeninos”.

El término sexismo hacia los hombres surge para evidenciar las creencias y exigencias sociales rígidas, que se imponen sobre cómo debería ser un hombre. De manera que también pueden ser víctima de ello, especialmente cuando no cumplen con las expectativas tradicionales de masculinidad.

Abordar el sexismo contra los hombres es una parte integral de la lucha por la igualdad de género, ya que ayuda a crear un entorno donde todas las personas, independientemente de su sexo, puedan vivir libres de discriminación y violencia.

Aunque el feminismo históricamente ha sido impulsado por mujeres que luchan por sus derechos, el involucramiento de los hombres en el movimiento ha contribuido  significativamente al avance de la igualdad de género. La educación sobre el feminismo y la desconstrucción de la masculinidad tóxica, pueden liberarlos de restricciones, permitiéndoles vivir de manera más auténtica y saludable.

Su participación es crucial para desmantelar las estructuras patriarcales que perpetuán conductas discriminatorias. Al reconocer y cuestionar sus propios privilegios, pueden contribuir a crear una sociedad más equitativa. También ayudaría a reducir la resistencia al cambio, ya que demuestra que la igualdad de género beneficia a toda la sociedad, no solo a las mujeres.

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