Desde sus humildes inicios en el Oriente de Cuba hasta su actual posición como director del Guiñol de Camagüey, Jesús Vidal Rueda Infante ha construido una de las trayectorias más completas y versátiles del teatro cubano. Su historia es un testimonio de perseverancia artística, marcada por constantes reinvenciones y un profundo compromiso con el desarrollo cultural de la isla.
Nacido en Las Tunas, Rueda descubrió su vocación artística desde muy joven. Comenta que desde pequeño en el pueblo donde vivía siempre fui un artista aficionado. Esta temprana inclinación lo acompañó durante sus años de secundaria en Holguín, donde continuó participando en actividades culturales estudiantiles.
Su formación profesional comenzó cuando logró ingresar a la prestigiosa Escuela Nacional de Arte en La Habana, donde se especializó en teatro. Fue allí, justo antes de graduarse, cuando participó en un proyecto que marcaría su carrera.
» Antes de la graduación se hace el proyecto Pinos Nuevos con alumnos de la escuela de teatro , éramos 12 alumnos de tercero y cuarto año, nos fuimos para la Isla de la Juventud y fundamos el teatro juvenil Pinos Nuevos, el primer grupo de teatro joven que se hizo en el país».
Esta experiencia, que se extendió por una década, fue fundamental en su desarrollo artístico. Durante esos años en Pinos Nuevos, no solo actuó en numerosas obras, sino que comenzó a explorar su interés por la dirección.
«Allí comienza mi interés por dirigir, porque ya hacía mis intentos como asistente de dirección de algunas obras», comenta en el diálogo.
Tras su fructífera etapa en Pinos Nuevos, Rueda dio un salto importante en su carrera al asumir la dirección del Colectivo Teatral Granma en Bayamo. Este período representó un punto de inflexión para él ya que en ese momento comienzó más en serio su trabajo como director.
Su liderazgo en Bayamo no se limitó al ámbito artístico. Asumió importantes responsabilidades administrativas y gremiales.
«Fui el presidente de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) de la provincia y también el presidente de las Artes Escénicas de Granma, es decir estuve en la formación de los consejos fui el primer presidente de Granma».
Fue durante esta etapa cuando, junto a su esposa Odeylis Galindo y Nelson Gudín (conocido artísticamente como «El bacán de la vida»), formó el Club de Rueda.
«Decidimos unirnos en un pequeño grupo de tres donde nos dedicamos netamente a hacer humor, hicimos una buena temporada juntos». Este proyecto marcó un hito en su carrera que consolidó su especialización en el género humorístico.
Después de su exitoso paso por Bayamo, realizó un breve tránsito por Varadero antes de establecerse en La Habana. En la capital continuó su trabajo humorístico, pero con un giro significativo: «empiezo a incursionar en el humor pero para niños«. Durante este período, trabajó en la prestigiosa Compañía Teatral Rita Montaner, ampliando aún más su experiencia escénica.
Sin embargo, circunstancias personales lo llevarían a un nuevo destino: «decidimos venir para Camagüey porque mi esposa sale embarazada así que vamos para Cascorro». Esta aparente adversidad se convertiría en una nueva oportunidad .
Cerca de Cascorro, en Oriente Rebelde perteneciente a Sibanicú, recibió una propuesta que marcaría otro capítulo importante en su carrera.
«Hice un proyecto comunitario que contaba con bailarines músicos y solistas para realizar espectáculos nocturnos los sábados en un lugar local que me dieron para convertirlo en cabaret».
El éxito de esta iniciativa lo llevó a asumir mayores responsabilidades. Esta nueva etapa llegó a través de la propuesta de dirigir la Dirección Municipal de Cultura en Sibanicú cosa que hago por un buen tiempo». Durante este período, continuó desarrollando su labor creativa con espectáculos para niños con otros actores y aficionados.
Su destacado trabajo en Sibanicú no pasó desapercibido, lo que le valió un nuevo y significativo reto profesional.
«Vengo a Camagüey para asumir la responsabilidad de presidente de las Artes Escénicas en la provincia, actividad que realizó también por varios años».
A pesar de las demandas administrativas de este cargo, Rueda nunca abandonó su práctica artística. Aún como presidente mantuvo su actividad como actor y como director artístico en diferentes obras y espectáculos. Esta capacidad para combinar la gestión cultural con la creación artística ha sido una constante en su carrera.
Una de las experiencias más enriquecedoras de su trayectoria fue su trabajo en Venezuela.
«Llega la propuesta de irme para Venezuela donde estoy por 3 años como Metodólogo Nacional de la Misión Cultura Corazón Adentro donde tuve la oportunidad de dirigir muchos espectáculos grandes con los artistas aficionados de Venezuela en el teatro más grande que tiene Caracas».
Al regresar a Cuba, fundó Teatro D’Luz en Camagüey, un proyecto que mantuvo durante una década. Cuando regreso presento el proyecto Teatro D’Luz en 2012 que tenía diferentes misiones pero se fue centralizando en el trabajo callejero y a su vez en funciones para niños en la sala La Edad de Oro.
El capítulo más reciente de su carrera comenzó cuando recibió la propuesta de dirigir el Guiñol de Camagüey. Ante este nuevo reto, tomó una decisión significativa.
«A partir de que lo que estoy haciendo comienza a robar toda mi atención decido cerrar Teatro D’Luz a sus 10 años «.
Su visión para el Guiñol ha sido integradora. Con la incorporación el Proyecto Maniquíes, que es de estatuas vivientes, por lo popular que había sido en Teatro D’Luz». Desde entonces, ha mantenido un equilibrio entre la tradición y la innovación.
«Ya llevo casi 3 años en el guiñol he hecho diferentes montajes y puestas en escena manteniendo la estética tradicional del grupo de teatro con figuras animadas «.
Actualmente, el Guiñol enfrenta importantes retos logísticos, particularmente en lo que respecta a la infraestructura.
«Nosotros tenemos repertorio suficiente suficiente para mantener la sala abierta en este verano como lo hicimos el año pasado, pero no hay una estabilidad del fluido eléctrico».
Esta situación ha llevado a Rueda y su equipo a buscar alternativas creativas. El interés marca un trabajo hacia el teatro callejero, con el trabajo en las comunidades, plazas parques y calles.
A lo largo de toda su carrera, Jesús Vidal Rueda Infante ha demostrado una extraordinaria capacidad para adaptarse a los cambios y encontrar siempre nuevas formas de llevar el teatro al público. Su trayectoria representa un modelo de constancia, versatilidad y compromiso con el desarrollo cultural de Cuba.
La pasión que siente por el teatro se ha mantenido intacta a lo largo de los años. Esta es el motor que impulsa su incansable labor al servicio de las artes escénicas en el país.