Tus elecciones, mis elecciones, las de todos.. (+ INFOGRAFIA)

No soy un especialista en el tema, como podrá suponer quien conozca mi humilde oficio de periodista, el único que he ejercido durante más de 40 años, pero dudo que exista otro país en el que en las numerosas votaciones que se haya alcanzado alrededor del 90 por ciento de concurrencia a las urnas.

Y no solo en una fecha aislada, sino que una y otra vez los registros han estado por encima de esa cifra cuando el pueblo ha sido llamado a ejercer su soberano derecho.

Una razón tan grande como un templo (una entre muchas) es que esos millones de seres anónimos que constituyen la sociedad cubana, quienes construyen con esfuerzo inaudito la realidad cotidiana de carencias y empeños, originados por la coyuntura económica internacional, el bloqueo y nuestras propias insuficiencias, confían en un sistema que ellos mismos refrendaron.

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Pero hay un aspecto que tipifica al sistema electoral de la mayor de las Antillas como único en su tipo es que usted, yo, el vecino de al lado o el de la otra cuadra, propusimos en las asambleas de barrio, para integrar los órganos del Poder Popular, a quienes más condiciones tienen para cumplir esa función, según el soberano criterio de los proponentes, que se materializó con votaciones libres y abiertas, a mano alzada.

Luego de las elecciones primarias en las que el voto popular nombró a los delegados, se constituyeron las Asambleas Municipales, nutridas de una enorme cantera surgida desde la comunidad, el barrio.

Toca el 11 de marzo elegir a quienes integrarán como delegados las Asambleas Provinciales y los diputados al Parlamento, a partir de una candidatura hecha pública y que confeccionaron las organizaciones de masas como la Central de Trabajadores, los Comités de Defensa de la Revolución, la Federación de Mujeres, la Unión de Escritores y Artistas, y otras.

De manera directa en lugares públicos, y con regularidad a través de medios como la televisión, se dieron a conocer detalles de los candidatos, de forma que todos, sin excepción, pudimos conocer de antemano quienes integran las boletas que se someterán al sufragio el segundo domingo del tercer mes, no solo en nuestras provincias, sino en todo el país.

 Hay en esas propuestas integradoras de las direcciones de gobierno, obreros, deportistas, estudiantes, artistas, militares, campesinos, periodistas, trabajadores por cuenta propia, hombres y mujeres, jóvenes y no tan jóvenes, militantes del Partido Comunista y no militantes, con un denominador común: servir a Cuba, y hacerlo de la mejor manera posible, sin esperar retribución material alguna.

No perciben un salario extra los diputados o delegados, no obtienen beneficios ni prebendas, sino más trabajo, aunque alcanzan como premio (y no el menos importante) el reconocimiento de su pueblo, que además los fiscaliza y les pide cuentas con periodicidad y de manera pública.

Continúa el conteo regresivo en pos del domingo 11 de marzo, una fecha en la cual cada quien en la mayor intimidad, boleta y lápiz en mano, será dueño de ejercer su soberana voluntad de hombre o mujer libre, para hacer lo que considera correcto y digno y contribuir, desde su modesta posición, al engrandecimiento de la patria de todos.

A eso nos llaman, desde su luz y su ejemplo Martí y Fidel.