Un ejército con todos los brazos del pueblo

El General de Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC), felicitó hoy a las Milicias Nacionales Revolucionarias (MNR) con motivo del aniversario 60 de su fundación.

Cuando se incrementan las amenazas contra la Patria, esta memorable fecha debe servir también para intensificar la preparación en todos los órdenes, llamó la atención Raúl en su mensaje, leído en el acto político cultural por la efeméride.

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Cinco días antes, el 21 de octubre, un avión procedente de Estados Unidos había atacado lugares céntricos de La Habana y dejado dos muertos y unos 50 heridos. En el mismo mes fueron bombardeados en Ciego de Ávila los centrales Violeta y Punta Alegre (ambos en dos ocasiones) y ametrallado un tren de pasajeros en Las Villas. En todos los casos, por aviones que despegaban desde territorio estadounidense.

El propio día 26, cuando se reunía un millón y medio de personas frente al Palacio Presidencial, en La Habana, donde se anunció la creación de las Milicias Nacionales Revolucionarias (MNR) ante la escalada de agresiones y sabotajes contra objetivos civiles y económicos, otro avión procedente de Estados Unidos bombardeaba el central Niágara, en Pinar del Río.

“No se sabe si es cinismo, o si es impotencia; no se sabe si es desvergüenza o es indefensión absoluta para el pueblo de los Estados Unidos, el hecho de que las autoridades reporten noticias de la quinta incursión aérea sobre el territorio nacional. ¿Cómo es posible que las autoridades de un país tan poderoso, con tan cuantiosos recursos económicos y militares, con sistemas de radar, que se dice en condiciones de poder interceptar incluso proyectiles dirigidos, se confiese ante el mundo incapaz de impedir que unas avionetas salgan de su territorio para bombardear un país indefenso como Cuba?”, preguntaba el entonces primer ministro Fidel Castro en la histórica concentración.

(…) están amenazando al pueblo de Cuba por un lado con el estrangulamiento económico, quitándole su cuota azucarera, y sometiéndolo por otro lado al terror, para que hostigado, de un lado por los problemas económicos y del otro lado por el terror, el pueblo cubano renuncie a su magnífico proceso revolucionario, renuncie a la aspiración de implantar la justicia en nuestro suelo. Porque, ¿qué motivos hay para atacar a Cuba? ¿Qué hemos hecho nosotros para que nos ataquen? (Fidel Castro, 26 de octubre de 1959)

Las agresiones continuarían a lo largo de 1959 y arreciarían en 1960, 1961 y los años posteriores. En ese primer año de la Revolución, el Gobierno cubano había promulgado leyes populares, rebajado alquileres y precios de medicamentos, firmado la Primera Ley de Reforma Agraria, intervenido la Compañía Cubana de Teléfonos o Cuban Telephone Company, declarado de uso público todas las playas del país…

 Nuevas y más profundas medidas -que recuperaban para los cubanos la soberanía y el patrimonio del país- serían tomadas en los meses siguientes, mientras crecían la intensidad y el número de agresiones y planes contra la Isla.

(…) cuando un pueblo ve agredido su territorio, cuando el territorio de un país -caso insólito en la historia contemporánea- se ve agredido en plena paz desde bases extranjeras, lo menos que puede hacer ese pueblo es movilizarse para proclamar ante el mundo su protesta. Porque no tenemos aviones, no tenemos radares, no tenemos antiaéreas; pero tenemos pueblo y solo pueblo. (Fidel Castro, 26 de octubre de 1959)

Fundadas días después de que se creara el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, las MNR -precedidas por las milicias populares voluntarias que surgían espontáneamente y la milicia de Los Malagones, organizada poco antes en Pinar del Río e integrada por campesinos- respondían al “concepto revolucionario de defender al país por el pueblo, con todas las fuerzas del pueblo, con todos los brazos del pueblo, con todos los corazones del pueblo”, dijo Fidel aquel 26 de octubre.

Eran el pueblo defendiendo el proceso de cambios que beneficiaba a las mayorías y que había, por ello, ganado su apoyo.

En aquel acto masivo, Camilo Cienfuegos habló por última vez al pueblo y dijo, con una voz que ha quedado en la memoria de generaciones: “Porque para detener esta Revolución cubanísima tiene que morir un pueblo entero, y si esto llegara a pasar serían una realidad los versos de Bonifacio Byrne: “Si desecha en menudos pedazos/ se llega a ver mi bandera algún día…/ ¡nuestros muertos alzando los brazos/ la sabrán defender todavía!”…

Vendrían muy pronto los días de preparación, las escuelas de milicias. Aún hoy muchos recuerdan las “caminatas de 62 kilómetros”, aquella prueba para milicianos. Vendrían días más tensos para la nación, en los que Cuba vivió en peligro y bajo la violencia impuesta desde afuera o sembrada adentro, y en cada uno estuvieron las MNR.

Obreros y campesinos, profesionales y estudiantes, mujeres, jóvenes y mayores conformaron las milicias, hasta una cifra estimada en medio millón en los primeros meses de 1960. Miles combatieron en Girón y en la lucha contra bandidos, y estuvieron vigilantes durante la Crisis de Octubre… No hubo un momento en que no fueran la nación “consciente de que se juega su existencia”, “convencida de su derecho” y “orgullosa de su historia”.

(…) Y como no estamos dispuestos a permitir impunemente que el terror se cierna sobre la patria; como no estamos dispuestos a permitir impunemente que aquí cada madre y cada hijo y cada esposa, de un extremo a otro de la Isla, con Santo Domingo por allá, y la Florida por acá, tenga que vivir como vi vivir a las familias de la Sierra Maestra, bajo la psicosis de los aviones, bajo el terror de la metralla y de los bombardeos; como hay que defender a la patria, como hay que defender al pueblo, como hay que defender a la nación, como hay que defender el territorio, como hay que defender a los niños de las escuelas, a esos mismos niños que vi desfilar cantando el himno hacia esta maravillosa concentración… Puesto que hay que defenderlos, puesto que no hemos cosechado sino maldad, puesto que se han envalentonado, es bueno que digamos al mundo que el pueblo cubano está dispuesto a defenderse (…) Porque es justa nuestra causa, porque no queremos hacerle daño a nadie ni nadie tiene derecho a hacernos daño a nosotros. Desde hoy proclamamos que no tememos a nada ni a nadie, que no tememos las medidas que se traman contra nosotros ni tememos las medidas que tengamos que tomar para combatir a los que quieran destruirnos. (Fidel Castro, 26 de octubre de 1959)