Por el periodismo de estos tiempos

Frente a las mentiras y manipulaciones de la gran prensa convertida en partidos políticos, “la verdad necesita de nosotros”, como dice el lema del X Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba (Upec), que se celebrará en julio próximo. “Toca a la prensa encaminar, explicar, enseñar, guiar, dirigir; tócale examinar los conflictos…”, escribía José Martí en Patria, el periódico independentista que fundó en Nueva York el 14 de marzo de 1892, poco después del surgimiento del Partido Revolucionario Cubano, que encabezó él mismo y tuvo como fin lograr la independencia de Cuba, y fomentar y auxiliar la de Puerto Rico.

Son, así pues, altas y complejas las misiones de los medios de comunicación cubanos y de quienes trabajamos en ellos, ya no solo periodistas, debido al desarrollo del conocimiento y en particular de la ciencia y la tecnología, y dentro de esta, de la informática y las comunicaciones. Ahora somos en la prensa, además, especialistas en gestión de la información, informáticos, comunicadores sociales, sociólogos, psicólogos y otros profesionales, unidos en un mismo quehacer.

El tiempo, el escenario, la época, las realidades, los públicos y sus demandas, cambian. El vasto mundo cabe casi todo en la pantalla de un teléfono móvil y el tiempo, vuela, literalmente. El periodismo hipermedia y transmedia, respaldado por los adelantos tecnológicos de la era digital, se abre paso también aquí, en Cuba, a pesar del bloqueo y de la falta de divisas. No a la misma velocidad que en otras partes, pero cada vez más rápido.

Ese reto, que es importante, no es el único, ni el principal. Antes está lo ya enunciado, primero y esencial: informar, explicar, enseñar, examinar los conflictos; defender la verdad de la Revolución y del socialismo que aspiramos a construir, y enfrentar a los poderosos medios de comunicación del capitalismo y del imperialismo y a sus ideológos, que tratan de imponernos su arcaico modelo social.

“De pensamiento es la guerra que se nos hace, ganémosla a pensamiento”, sentenció Martí, para su tiempo y para el nuestro. Pero no puede entenderse esa guerra solo como la que debemos librar contra el enemigo externo –que es real–, ni contra el que internamente se reconoce como tal ante la Revolución y el pueblo.

También se trata de contender, con igual fuerza, con ese otro adversario que son nuestras insuficiencias, entendiendo por nuestras las de la prensa, y las de la institucionalidad y la sociedad donde esta se inserta.

Ahí se incluyen los modelos de gestión editorial obsoletos; la necesidad de tener profesionales del sector periodístico cada vez mejor preparados, incluyendo los cuadros, y la carencia de estos; la falta de cultura comunicacional en general; la incomprensión de las fuentes (instituciones, organizaciones, dirigentes y funcionarios) de que la información es un derecho de los ciudadanos, un bien público, y debe darse, para que no siga sobreviviendo el llamado secretismo; acercar cada vez más, en la información, las agendas pública, política y mediática; y la ausencia de una política comunicacional, que recién fue aprobada y comenzó a implementarse, incluidas las normas jurídicas que la sustentan.

Esos y otros problemas y preocupaciones, que atentan contra el deber ser de la prensa en Cuba, fueron analizados en el IX Congreso de la Upec, de la sima a la cima, sin obviar los enfoques académicos. También se delinearon entonces acciones para resolverlos, sin soslayar complejidades, y se han intentado soluciones en los cinco años transcurridos, que aunque resultan en avances de algunos medios y territorios, todavía no son todas las respuestas que en el campo informativo esperan, en particular, el pueblo, el Partido y la dirección revolucionaria.

Lograr un periodismo a la altura de las transformaciones que experimenta Cuba hoy –indispensable para su éxito, y para alcanzar el socialismo próspero y sostenible deseado–, requiere asimilar, no negar, la experiencia desde 1959 hasta hoy en materia de prensa, en la que hay carencias y errores como en toda obra humana, pero también aciertos, aportes y enseñanzas útiles. Una experiencia, y una práctica, en las que siempre ha estado y estará la verdad, y en las que, siguiendo el ejemplo de Martí y de Fidel, ha sido y es principio fundamental trabajar para satisfacer las necesidades del pueblo.

También hace falta estar unidos, como preconizó Martí al fundar Patria, bien unidos, para hacer la prensa mejor que queremos.