Permanente presencia martiana

 

Al arribar al aniversario 165 del natalicio de José Martí, este 28 de enero, su ideario continúa como fuente de enriquecimiento intelectual y espiritual, por lo abarcador  de su pensamiento y perdurabilidad de sus postulados.

 El genio político y la sabiduría del Maestro lograron  articular pasado, presente y futuro, en un tiempo único, puesto en función de la independencia de Cuba.

 No sólo extrajo experiencias de errores de las revoluciones latinoamericanas y de la cubana para trazar estrategias ante la realidad circunstancial,  sino que con mente preclara avizoró peligros en acecho para las naciones próximas al vecino del Norte.

Por ello su ideario independentista, latinoamericanista, antimperialista, intenso y contundente, se renueva una y otra vez y mantiene plena vigencia en nuestros días.
Desde Mella, la Generación del Centenario, los expedicionarios del Granma, combatientes de la Sierra, el Llano y en toda la épica de una Revolución verdadera como la nuestra, están implícitas esencias de quien concibió una patria construida con todos y para el bien de todos.

La impronta del Héroe Nacional está en cada reto planteado; en cada estrategia por materializar; en cada acto de justicia social donde, desbordando credos y fronteras, el hombre es hermano y no lobo del hombre.

Su paso por el mundo, breve e intenso, lo investigan y estudian, historiadores, políticos, científicos y artistas. Desde el más prestigioso académico hasta el más inocente niño, sigue ejerciendo idéntica fascinación.

Atrapan por igual sus crónicas, artículos periodísticos, cartas y discursos, en ellas desborda el humanismo de quien consagró energías a una causa mayor; de ahí que su prédica sea la cumbre del pensamiento ético cubano de todos los tiempos, como expresó Cintio Vitier.