Pocas personas en el mundo pueden hablar con tanta autoridad acerca del terrorismo como el padre Michael Lapsley, vicepresidente del Consejo de Iglesias de Sudáfrica, y fundador de la Asociación de Amistad de ese país con Cuba. En 1990, precisamente por sus simpatías y posición inclaudicable en relación con la isla y su pueblo, el religioso recibió una carta-bomba que al estallar le privó de sus dos manos, los tímpanos y los ojos. Quizás por ese daño sufrido a causa del odio, la paranoia y la irracionalidad, posee una inaudita capacidad para brindar afecto y solidaridad a quienes sufren un flagelo que ha cobrado y cobra miles de vidas inocentes en todas las latitudes, en muchos casos amparado por los señores de la guerra o algunos gobiernos. No tolera el padre Lapsley la injusticia, y por ello realiza todos los esfuerzos en pro de la causa por la liberación de los tres anti terroristas cubanos prisioneros en cárceles norteamericanas desde hace 16 años. Su propio pueblo experimentó en carne propia  el abuso extremo y sufrió como pocos los rigores del más crudo racismo, causa por la cual numerosos luchadores guardaron prisión, como el desaparecido líder Nelson Mandela, quien pasó décadas en las mazmorras de los sicópatas que gobernaban por entonces  en la hermana nación. Antonio, Ramón y Gerardo cumplen sanciones de un rigor descomunal (incluidas las dos cadenas perpetuas más 15 años  impuestas a este último) por delitos que nunca cometieron, como quedó demostrado hasta la saciedad a lo largo de un proceso que cubrió de ignominia la historia del derecho en la potencia más poderosa del orbe. Sobre los héroes cubanos, el religioso expresó en reciente visita a La Habana: ¨…Recordé a los líderes sudafricanos que pasaron décadas de sus vidas en prisión; y ellos, como los Cinco Héroes cubanos, no estaban encarcelados por crímenes o violaciones, sino por su fe en una causa humana común: la justicia y libertad en su patria¨. ¿Qué razones faltan para que Obama abra los ojos a la verdad, y decida escuchar el clamor de miles de personas en todo el mundo, que exigen el veredicto de la razón? ¿Qué mejor alegato en defensa de la causa de los anti terroristas, que el de un religioso quien fuera víctima de acciones criminales que ordenaron y ejecutaron  mentes desquiciadas por el odio y el exceso de poder? ¿Defendería el padre Michel Lapsley a los patriotas de la isla encerrados en prisiones de Estados Unidos, si hubiese siquiera un asomo de verdad en toda la montaña de infundios  de que han sido víctimas, por parte de un gobierno que se empeña en asfixiar mediante privaciones, e incluso asesinar con bombas en instalaciones civiles a todo un pueblo, solo por seguir los intereses de un grupo de mafiosos? Despierte, señor presidente  negro de los E.U… la respuesta es obvia.