Trabajo y salario en tiempo de pandemia

Todas las dinámicas de la sociedad han sido sacudidas por la aparición de la COVID-19. Cada semana el Consejo de Ministros dicta nuevas medidas para proteger a la población, en especial niños y ancianos, y para la reestructuración de la vida de forma tal que aunque un gran número de actividades hayan transformado sus rutinas no se afecte el curso del país.

Las relaciones laborales cambiaron desde mediados del mes pasado hasta hoy. Ello no solo ha aliviado el movimiento de personas por las calles y en las instituciones, sino que ha traído dudas tanto para las administraciones como para las familias.

“Hay que partir de que estas son medidas temporales y en algunos casos, a tenor con la situación, se ha adaptado lo estipulado en el Código de Trabajo”, asegura Jannette Casanovas Cosio, subdirectora de la Dirección Provincial de Trabajo y Seguridad Social.

“Este escenario nos lleva a implementar variantes como el trabajo a distancia, que estaban reconocidos y se habían impulsado poco en los organismos. Todavía no se aplica en todos los espacios con las condiciones indispensables para cumplirlo en el hogar”. Además, las entidades tienen que aprovecharlo como mecanismo para proteger a quienes, ante una situación específica, no pueden salir de casa.

“Las direcciones deben hacer un análisis caso a caso de sus trabajadores, conocer las necesidades, sobre todo entre las madres y los adultos mayores, los grupos protegidos hasta el momento. Hay posibilidades no escritas. Según la persona y la actividad que realiza, los directivos pueden darle una misión que aunque no esté normalmente dentro de las suyas se considere teletrabajo. Para ello siempre sugerimos convocar al órgano colegiado de dirección”.

Con el cierre temporal de las escuelas los dos niveles de enseñanza que se valoran diferenciadamente son la enseñanza primaria y la especial porque los niños no se pueden quedar solos en casa. Si no hay quien los cuide, la dirección debe valorar si la madre, el padre o el familiar encargado del menor puede realizar trabajo a distancia. Si no, va al hogar a cuidar a su pequeño con el 100 % del salario básico durante el primer mes y a partir del segundo al 60 %. Esto no aplica para tutores de los matriculados en círculos infantiles, al cuidado de asistentes no estatales ni en secundaria básica a quienes se les aplica licencia no retribuida.

“Otros grupos sensibles son los adultos mayores y quienes tengan una enfermedad de base crónica no trasmisible. Por la indicación de aislarse en sus casas el análisis es igual: manejar la opción del teletrabajo en primera instancia y de no ser posible, durante el primer mes reciben el 100 % de su salario básico y a partir del segundo mes, el 60 %”.

El mismo tratamiento debe darse a los jubilados reincorporados bajo un contrato por tiempo indeterminado “tienen los mismos derechos que cualquier trabajador, y además merecen el respeto de haber cumplido con sus años de servicio y después seguir en las posiciones que otros no han cubierto”. En cuanto a quienes tienen un convenio por tiempo determinado, las administraciones pueden actuar de conforme a la Ley según sea conveniente para el organismo.

No vivimos jornadas normales. Una pandemia acecha sin rostro en un país bloqueado que se resiste al inmovilismo y a poner en riesgo a su gente incluso a costa de su exigua economía. Es cierto que país deviene vocablo en abstracto que se compone del trabajo de cada uno de sus hombres y mujeres, los mismos que en medio de las necesidades nacionales y de los miedos naturales, por suerte solo en algunos casos dejan que lo segundo le gane la partida.

Así está quien importándole o no el pago mensual busca a todo costo quedarse en el hogar, pero también los que tienen bajo su responsabilidad a ancianos encamados, demenciados, dependientes, o a pequeños enfermizos con círculo o no, sobre todo los que no cuentan con un respaldo estatal para la atención en horario laboral. Ninguno de esos familiares puede quedar desprotegido porque no solo representan el papel de guardianes sino el de sustento económico.

El tema es sensible. No puede tomarse a la ligera, a una lectura rápida de las leyes. Hay que consultar cuantas veces sea necesario a las direcciones de Trabajo, valorar cada persona en su justa medida y en su real situación. Sí, hay que cuidar la economía, pero no a costa del menor esfuerzo para proteger a la familia, a esa que el Estado ha puesto por estos días, más de lo habitual, en primerísimo lugar.

Como señaló Casanovas Cosio “las administraciones tienen que pensar”, y hacerlo muy bien para que solo en el caso más extremo el trabajador vaya a casa sin salario, respaldo tan necesario en tiempos de pandemia.

(Foto: Leandro Pérez Pérez / Adelante)