Gota a gota se llena la copa… también gota a gota puede vaciarse, y eso lo saben bien los trabajadores, especialistas y directivos de la Pesca en la provincia de Camagüey, quienes por estos días llevan adelante una intensa faena.

Se trata no de capturar peces, sino de la acción inversa: ¨sembrar¨ los alevines (pequeñas crías de carpas, tencas, tilapias y otras especies de agua dulce) en los embalses del territorio, para su desarrollo en el medio natural hasta que logren las tallas comerciales.

Esta tarea de repoblar las presas adquiere mayor relieve si se conoce que en 2015 y 2016, durante la más intensa sequía que se recuerde, en las estaciones en las que se realiza artificialmente la reproducción hubo grandes afectaciones por falta de agua.

Por ejemplo, la mayor instalación de este tipo en la provincia, ubicada al norte de la gran llanura camagüeyana, vio en nivel cero el embalse que la alimenta, y fue preciso adoptar medias extremas para al menos salvar el banco de progenitores,  o lo que es lo mismo, los pies de cría.

Se reubicaron los grandes ejemplares en centros menos afectados por la carencia de agua (aunque todos estaban muy cerca del nivel mínimo de capacidad) y cuando llegaron las lluvias y se elevaron las cotas hídricas, volvieron a llenarse los estanques de desove y  los acuatorios suministradores, retornó la normalidad, aunque con el atraso que es fácil imaginar.

Ya el recién concluido 2017 fue una etapa en la cual se alcanzaron grandes volúmenes de captura de agua dulce (más de 3 800 toneladas) para sobrepasar lo reportado en 2016, a pesar de los daños que causó en septiembre el más intenso huracán que ha azotado al territorio.

El año que concluyó registró la ¨siembra¨ de 35 millones de alevines, unos 6 millones más que los previstos, un elemento que posibilitará crecimientos sustanciales en el 2016, cuando esas crías alcancen la madurez.

Bien conocen los pescadores de refranes y sentencias, y las ponen en práctica, porque ¨si no  siembras no cosechas¨.