La sencillez de la grandeza

Una mujer excepcional, que fue ejemplar demostración de pensamiento y conducta, de palabra y proceder, de hacer con el lenguaje de sus actos, lo que proclamaba con sus ideas y sus sentimientos. Vilma Espín es una de las grandes personalidades de la historia de nuestra Revolución, que dedicó su preciosa vida a luchar por la dignidad, la emancipación, la justicia, la igualdad. Ella encarnó, por sus cualidades, la inolvidable expresión martiana de que la sencillez es la grandeza.

Vilma, nacida y criada en el seno de una familia de alta posición económica, sin carencias materiales, nunca le acompañaron ni el lujo ni las banalidades.

Aquella joven reflexiva, muy serena, con un sentido ético en todas sus ­acciones y relación con sus amigos, que lo eran más por afinidad de valores que por posición social, fue sin proponérselo una líder natural para todos sus ­compañeros. La clave de aquella personalidad estaba en ser una preclara inteligencia sustentada en una ética, en unos inconmovibles principios morales.

Frank País (…) confiaba mucho en Vilma, porque había podido aquilatar en ella su patriotismo y su disposición de entregar todo por sus convicciones revolucionarias, incluso la vida.

La trayectoria revolucionaria de Vilma antes de 1959, ya bastaría para hacerla ocupar, por derecho propio, un lugar en la historia de nuestra patria. Sin embargo, es su contribución a partir de aquel luminoso 1ro. de Enero lo que la convierte en una figura imprescindible de la forja de la nueva sociedad.

Seguidora de las ideas de Fidel, se ­convirtió en la indiscutible artífice de una revolución dentro de la Revolución, al encarar con energía e inteligencia siglos de discriminación de la mujer y luchar con ejemplar convicción para lograr la emancipación e igualdad de estas en la sociedad.

Pero su labor de dirección, esencialmente educativa, no solo abarcó la lucha por la igualdad de la mujer. Su incansable labor en contra de la discriminación de cualquier tipo la llevó a la defensa de los sectores y personas más desfavorecidas y rechazadas en el orden social.

En las tribunas internacionales engrandeció a su Patria con la divulgación y defensa de la obra de la Revolución, y la demostración de la colosal obra realizada en favor de la mujer, los niños y los jóvenes, a la vez que sembró ideas en favor del mejoramiento humano en cuanto auditorio la escuchó.

Vilma, un ser humano excepcional; comprensiva, sensible, exigente, flexible en su pensamiento e intransigente con la injusticia y lo mal hecho, nos ha legado en sus discursos y escritos, y sobre todo con su vida, un caudal de sabiduría basada en firmes principios revolucionarios.

Fuente: Fragmentos del prólogo del libro Vilma, una vida extraordinaria.