Fidel y yo

En medio de la consternación por la desaparición física de nuestro líder Fidel, y viendo y escuchando anécdotas impresionantes de quienes tuvieron cerca de él, me propuse buscar a alguien que hubiera tenido ese privilegio.

Y no tuve que marchar tan lejos, porque a mi lado, en la redacción informativa de Tele Camagüey, computadora en ristre, permanecía combatiendo en esta batalla de ideas el laborioso, pero muy triste ahora, José Gilberto Valdés, quien en su condición de reportero, dio cobertura a muchas de las visitas que el Comandante en Jefe realizara a Camagüey.

En diálogo con Val, como le decimos, recordó:

“Yo había estado presente en actividades de Fidel en Camagüey, desde imágenes fugaces de la niñez en torno a la Caravana de la Libertad el 4 de enero y en octubre del mismo año, para derrotar la sedición de Hubert Matos, hasta la inauguración de la Vocacional Máximo Gómez, en 1976, a la que asistí como invitado en la condición de combatiente internacionalista en Angola.

La primera cobertura como periodista del periódico ADELANTE fue el 22 de noviembre de l985. Alertado solo por el “ven temprano para una salida especial” me sorprendió sentado en el ómnibus ver salir de la casona de Tayabito a Fidel, con sus habituales zancadas hacia uno de los vehículos. La columna partió hacia el municipio de Sierra de Cubitas para evaluar los daños de los fuertes vientos del ciclón Kate en los cañaverales que próximamente abastecerían al coloso Esmeralda.

Fue una oportunidad para apreciar de cerca la acostumbrada visión integral de las cosas. El Comandante en Jefe en su amplio recorrido por la zona también se preocupó por la marcha de la carretera del Circuito Norte y el plan citrícola en desarrollo. Me impresionaron las conversaciones que sostenía con la población en plena calle y hasta dentro de una vivienda donde sorprendió a una mujer en la cocina con la pregunta ¿qué cocinas? Mucho indagó sobre las facilidades para la construcción de viviendas en esos lugares.Copia VALDES

Posteriormente visitó la fábrica de cervezas en fase final de edificación –la primera industria de este tipo en el país– y la fábrica de tejas infinitas dónde conversó con trabajadores y directivos para conformar un compromiso extra de producción para solucionar los daños ocasionados por el huracán Kate.

En la conversación, Val agregó: “Luego, en diciembre, cubrí la inauguración de la fábrica de cervezas Tínima, al igual se me presentó la oportunidad de coincidir con la visita de Fidel a la Planta Mecánica, que fue un privilegio pues no había reporteros de otros medios”

Por supuesto, continuó, a través de mi querida organización tuve la oportunidad de estar cerca, muy cerca, en eventos nacionales de la UPEC. En un pleno en el Palacio de las Convenciones, fui con otro compañero de la radio camagüeyana a ver unas caricaturas, entre las cuales estaban dos o tres de nuestra autoría, mientras el resto de los delegados iban a almorzar en el restaurant.

“De pronto sentimos unos pasos en el pasillo y Fidel en segundos estaba junto a nosotros dos. Inició una conversación, sonriente y jocoso sobre los personajes en los dibujos, hasta que apareció su hábito de hacer preguntas y responder con preguntas. Así, de pronto, indaga sobre mi opinión de la película África Mía, por suerte del destino la había visto, y hablamos de la temática, actuaciones, artistas, directores, dramaturgia, reproducción del ambiente… Por suerte, llegaron otros colegas, como Martha Valdés de la revista MONCADA, como reserva en el aluvión de preguntas”.

Por ese gigante de talla universal Val, como todo cubano de buena fe, siente gran pasión, la que comparte con su familia: “Siempre he criado a mis dos hijos y cuatro nietos en el amor y el respeto por Fidel y a Raúl”

“Mi familia tiene un recuerdo muy personal de Fidel, pues mi hijo enfermero intensivista y otros médicos quedaron aislados en una remota aldea en plena selva, cuando las grandes inundaciones en Venezuela. Al cabo de unos cinco días los rescató un helicóptero militar. Al llegar al aeropuerto, un coronel llegó a ellos con un teléfono móvil y dice que Chávez quiere saber cómo están los integrantes del equipo. Mi hijo le explica al Presidente que todos están bien…Chávez le dice que quería hablar con cada uno de ellos, pues en una hora tenía que explicar a quien tu sabes… que todo estaba bien”

Ese es el Fidel que trascendió épocas, extremadamente humano, sensible, preocupado por cada detalle.