La zafra ¨chica¨… y también la grande

Hace algunos años, más de lo que quisiera cualquier camagüeyano que se respete,  la provincia incumple su plan de producción de azúcar, con el negativo impacto de este lamentable hecho tiene en la economía nacional, dado el volumen de los aportes de los ingenios del territorio al  programa nacional.

Y al concluir cada zafra han sido tan numerosos como exhaustivos y críticos los análisis para determinar las causas de la ineficiencia, hacer la relatoría de los problemas ¨objetivos y subjetivos¨, lo que los cubanos llamamos ¨Hara-Kiris¨ y formular compromisos, firmes propósitos, para encontrar de alguna manera el camino que permita asegurar lo proyectado.

Ya comenzó la llamada Zafra Chica  que termina el 31 de diciembre y la cual  no por pequeña resulta menos importante para el logro de los objetivos mayores, que tratan de  concretarse casi siempre, aunque no se planifique de esa forma, sobre los primeros días de mayo, cuando las aguas de la primavera inundan los campos y hacen del corte y el tiro de la materia prima una verdadera odisea, con lo que ello significa para los costos.  

Esta etapa en que paulatinamente se incorporan los centrales a la molida, constituye un termómetro para comprobar si las reparaciones se realizaron con seriedad, si se puso la previsión y la inteligencia colectiva allí donde pudieran presentarse los problemas, y si la voz de ¨listo¨ para cada industria se dio solo cuando se tuviera la certeza inconmovible de que podía comenzarse una carrera de fondo, que dura varios meses y que desgasta a hombres y equipos.

Esfuerzos se han hecho muchos, pero no bastan si los resultados no se corresponden con las necesidades del país,  en momentos en que las dificultades  por las que atravesamos debido al bloqueo y a otras causas imputables a nosotros mismos,  llaman de manera imperiosa a rescatar la que otrora fuera la locomotora que tiraba de la economía nacional.

Es impostergable lograr molidas altas y estables, pero para ello en primer lugar tiene que haber caña suficiente en los campos, y que se envíe fresca y limpia a los molinos para lograr que las toneladas que se procesan en la industria se traduzcan en indicadores de eficiencia, en rendimiento o lo que es lo mismo, en esos dulces y brillantes granos que a todos gustan, y que tanto significan en las exportaciones que  necesitamos.

 Hombres y mujeres hay que aman esa compleja cadena que va desde el surco hasta la centrífuga, y experiencia se acumula de sobra en los ingenios que ya tensan al máximo los hierros y la voluntad, para alcanzar el tan anhelado cumplimiento de una provincia que pudiera dar un aporte decisivo al programa nacional, pero que año tras año debe enrojecer el rostro y mirar a un lado con la pena de los que se quedan por debajo de sus metas.

Esperemos que la ¨zafra chica¨ nos dé una alegría en el último día del año, y que ese triunfo parcial nos dé impulso para continuar hasta el triunfo final, cuando en la lista de los ganadores vuelva a ponerse, bien alto, el nombre de Camagüey.

(Foto tomada de Radio Cadena Agramonte)