La pausa en la ruta al Moncada

Hace sesenta y cinco años, al mediodía del veinticinco de Julio, el joven Fidel Castro junto a varios compañeros almorzaron en la entonces fonda  Los Venaditos, de la barriada camagüeyana de Garrido, propiedad del español Manolo González Pérez. Los viajeros unieron dos mesas y Fidel propuso que se pidiera lo mismo para todos con el fin de reiniciar rápido la marcha en el Buick azul, con el techo color crema, hacia Santiago de Cuba y su objetivo el Cuartel Moncada.

Masa de puerco frita, congrí y vianda, fue el pedido que hasta hoy, en el actual restaurant Los Venaditos se conoce como la completa del Comandante y se ofrece a los clientes como el plato especial de la casa .

 En entrevista al dueño de la otrora fonda, ya fallecido, dijo que él se enteró al otro día, el veintiséis de julio, por la radio, que al escuchar la noticia del asalto al cuartel Moncada, se dijo caramba esa gente almorzó aquí.

 En investigaciones sobre el 26 de julio, el historiador Francisco Luna destaca que Camagüey fue silencioso testigo del paso de los 153 revolucionarios que cumplirían misiones en Bayamo (cuartel Carlos Manuel de Céspedes)  y en Santiago de Cuba ( cuartel Moncada).

 Ochenta compañeros se trasladaron en autos, cuyos choferes solo conocían el destino y cruzaron la ciudad sin detenerse; el grupo que viajó en ómnibus a Santiago de Cuba hizo breve escala en el Hotel Residencial, hoy Puerto Príncipe.

 Cinco de los futuros asaltantes utilizaron otras rutas y pararon en el Hotel América, por ferrocarril se trasladaron  diecisiete, entre ellos el hoy General de Ejército Raúl Castro e hicieron una parada temporal en la noche en la Estación de Camagüey.

 Fidel, arribó en la noche del 25 de julio a Bayamo y el 26 ya están todos en la Granjita Siboney, en Santiago, donde se  redacta el Manifiesto a la Nación y el poema Ya estamos en combate hace vibrar los corazones de la Generación del Centenario.