Con OEA y sin OEA

Los muchachos del barrio, en la serenidad de una ciudad del interior del país, irrumpían el silencio coreando una consigna del momento “Con OEA y sin OEA ganaremos la pelea” escuchada en las expresiones populares de los mayores que reafirmaban el apoyo a la naciente Revolución Cubana.

A finales de agosto de 1960, la Organización de Estados Americanos celebró la VII Reunión de Consulta de Mi­nistros de Relaciones Exteriores, bajo la presión del gobierno estadounidense de Dwight Eisenhower para condenar y aislar a Cu­ba, que se había convertido en una espina clavada en la política hegemónica desplegada en el traspatio latinoamericano.

Para el Comandante en Jefe Fidel Castro quedaba claro que la intención era ocultar las operaciones militares que se gestaban contra la nación antillana y por ello la resuelta proclama: “Si los yanquis intentan destruir la Re­volución Cubana por la fuerza, ¡no encontrarán aquí su Guatemala, si­no que encontrarán aquí su Wa­terloo!”.

Como bien dio a conocer el Canciller de la Dignidad, Raúl Roa, Cuba nunca asistió a esas reuniones de gobiernos latinos en calidad e reo, como se pretendía, más bien como fiscal.

El surgimiento de la OEA se remonta a 1889, por una invitación del gobierno de Estados Unidos a la Primera Conferencia Internacional Americana, con sede en Washington D.C. El resultado fue un mecanismo ¨legal¨ de dominación de Estados Unidos de América Latina.

La OEA hizo la «vista gorda» — según destaca un reciente artículo de Juventud Rebelde– con respecto a las olas de terror desatadas en Colombia (1948), Puerto Rico (1950), Cuba (1952), respaldó el derrocamiento del líder guatemalteco Jacobo Arbenz (1954) y el del argentino Juan Domingo Perón (1955), y apoyo el ascenso del dictador François Duvalier a la presidencia haitiana (1957).

Tampoco reaccionó a favor de la triunfante Revolución Cubana que ha sido durante años el objetivo de provocaciones y ataques — incluida la invasión mercenaria por Playa Girón cuya responsabilidad fue reconocida por Kennedy–, campañas mediáticas, sabotajes y amenazas. La OEA nunca ha movido un dedo o emitido una palabra de condena.

La República Bolivariana de Venezuela y otros gobiernos progresistas y populares surgidos en las últimas décadas también han sufrido las incomprensiones de la organización internacional.

El proyecto para la expulsión de Cuba de la OEA no se detuvo. La reunión celebrada en Punta del Este, Uruguay, en 1962 fue la gota que derramó la copa.

Según el medio digital referente, Roa reveló las anormalidades que estuvieron presente en el desarrollo de los debates, y destacó que allí no podía discutirse «bajo la presión del vicepresidente Nixon, que expresó que ‘bastaba solamente terminar con el gobierno de Fidel Castro’, y la declaración del Pentágono que manifestó tenía ‘listas sus tropas para asaltar a Cuba ante cualquier indicación de la Conferencia de Cancilleres’.”

El entonces presidente cubano Osvaldo Dorticós también destacó en Reunión de Punta del Este: (…) si lo que se intenta es que Cuba vuelva la espalda a países que le han demostrado una amistad sincera y un respeto cabal; si, en una palabra, se intenta esclavizar a un país que ha conquistado su libertad total después de siglo y medio de sacrificios, sépase de una vez: Cuba no capitulará»,

El Comandante en Jefe Fidel Castro apuntó en esa ocasión que la reunión de Costa Rica fue una lección para los pueblos de América, que no perdonarán jamás la traición de los que, en bandeja de plata, le fueron a llevar al imperio los derechos de la nación cubana, y expresó que quienes suscribieron la Declaración “¡pasarán a la historia como los Judas Iscariote de América!”

La vida ha demostrado que Cuba no pudo ser aislada de los pueblos.

Tampoco han cesado las manipulaciones de la Organización de Estados Americanos contra la Isla soberana. En las últimas semanas se orquestó la posibilidad del viaje a La Habana del Secretario General de la OEA, Luis Almagro Lemes, para recibir un “premio” otorgado por uno de los grupúsculos contrarrevolucionarios de los ¨cuatro gatos¨

En la declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, sobre la fracasa provocación anticubana el grupo opera en contubernio con la ultraderechista Fundación para la Democracia Panamericana, creada en los días de la VII Cumbre de las Américas de Panamá, para canalizar esfuerzos y recursos contra gobiernos legítimos e independientes en “Nuestra América”.

Además menciona el documento, el cual ha sido respaldado por numerosos gobiernos y personalidades del mundo, que en el proyecto del referido premio participaron otras organizaciones anticubanas, de abultados presupuestos suministrados por los fondos que reciben de los Estados Unidos.

La OEA tiene una historia que recoge toda la basura de 60 años de traición a los pueblos de América Latina, apuntó Fidel en una de sus Reflexiones (14 abril 2009).

El papel protagónico de servilismo tal parece que se acrecienta con actuaciones de Luis Almagro en el contexto latinoamericano.

(Con información de www.granma.cu, www.juventudrebelde.cu y Reflexiones de Fidel)